Banca Cívica deberá acometer sus planes de recorte de oficinas y plantilla en Cajasol, Caja Navarra, Caja Burgos y Caja Canarias antes de julio, cuando se prevé su integración jurídica con Caixabank, según ha dejado claro en Barcelona el vicepresidente y consejero delegado de la entidad catalana, Juan María Nin.
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Durante una multitudinaria rueda de prensa, Nin ha comentado que las decisiones que se adopten de aquí a julio, incluida la laboral, deberán ser tomadas por la entidad absorbida y, por tanto, bajo su responsabilidad.
Eso sí, matizó, tal reestructuración de oficinas y empleados habrá que acometerla. ¿Y en qué términos? En los que pacten la dirección actual de Banca Cívica y los sindicatos.
En principio, el grupo de cajas que copresiden Antonio Pulido y Enrique Goñi había planteado un recorte de plantilla en casi 1.500 personas, con 300 despidos inmediatos, y el cierre de 156 sucursales. Sin embargo, la reacción sindical hizo rebajar tales pretensiones para negociar salidas no traumáticas, con expedientes de regulación de empleo, prejubilaciones y bajas incentivadas, rebajas de sueldos y movilidad geográfica.