Antonio Claret García, que abandonará este mes la presidencia de Caja Granada, en el marco del proceso de renovación parcial de la entidad, aseguró ayer que en sus ocho años de gestión se han puesto "los cimientos de una caja del siglo XXI", que es hoy "fuerte, sólida y solvente".
Claret García manifestó que asumió la presidencia de una caja "en conflicto y agitada" con la pretensión de aportarle "sosiego, tranquilidad, fortaleza" y una "autonomía sin aislamientos", objetivos que, dijo, se han cumplido de forma "más que suficiente". En su despedida, deja una caja con un volumen de negocio de casi 24.000 millones, creciendo a un ritmo del 18,5% anual, y una morosidad del 4,68%.
En el "consenso, estabilidad, crecimiento y autonomía" basó la gestión de la caja, señaló el directivo, que retornará a su profesión de oftalmólogo, aunque se mostró abierto a otras opciones como la posibilidad de asumir la presidencia ejecutiva del Banco Europeo de Finanzas (BEF), lo que, dice, aceptaría "encantado" si se formalizara el ofrecimiento.
Otro de los objetivos que cree haber cumplido es dejar la caja al margen de la política. "Al asumir el cargo dije que dejaría el carné -del partido- en la garita de entrada todos los días". Respecto a los proyectos de fusiones en Andalucía -siempre ha defendido que apoyaría las que fueran encabezadas por la caja granadina- precisó que cualquier proceso de fusión modifica la "situación relativa" de cada caja. Ante las integraciones proyectadas en la región, Caja Granada optó por "intentar ganar cuota de mercado" entre los clientes que quedan "desabastecidos" como consecuencia de una fusión.
Claret se refirió a su sucesor, el ex alcalde de Granada, Antonio Jara, que tomará posesión del cargo el próximo jueves, como una persona con un "saber hacer fuera de cualquier duda", aunque dijo desconocer si mantendrá su misma postura en cuanto a las fusiones.
El presidente de Cajasol, Antonio Pulido, valoró la "magnífica" gestión del presidente de Caja Granada "en lo económico y en la vertiente social" y dijo que su marcha supone la pérdida para el sistema financiero andaluz de una valía "extraordinaria personal y profesional".
