Jóvenes al día

Clases de español gratuitas para ayudar a los inmigrantes

Clara Torres y María Guija son dos voluntarias que desde finales de junio se reunen en la Sede de la Fundación Sevilla Acoge para ayudar a inmigrantes como Asif Nadeem a a que aprendan español

el 11 jul 2014 / 08:30 h.

Clara Torres y María Guija son voluntarias de la Fundación Sevilla Acoge. Desde hace un tiempo participan en un programa de apoyo a personas inmigrantes a las que enseñan español de forma desinteresada. Entre sus alumnos se encuentran Asif Nadeem, un chico pakistaní de 30 años que aún no domina el español debido al poco tiempo que lleva residiendo en nuestro país. Asif Nadeem (camiseta de rayas) junto a otros compañeros en las clases de español que imparten María Guija y Clara Torres. Asif Nadeem (camiseta de rayas) junto a otros compañeros en las clases de español que imparten María Guija y Clara Torres. María tiene 30 años y es diseñadora gráfica. Está muy comprometida con su labor de voluntaria porque entiende que es un trabajo muy importante el que realiza para que estas personas puedan integrarse en la sociedad. «Además de porque me gusta el tema de la enseñanza, a nivel personal es muy interesante para mí. La interacción y comunicación con estas personas me hace ser yo misma», explica la profesora. Clara, a sus 38 años es cooperante internacional y ejerce la profesión de profesora de español. Para ella, la labor que realiza con estas personas inmigrantes es una continuación de su propia labor profesional. Entiende que el trabajo que realizan es fundamental para estas personas: «Tienen que comunicarse con nosotros y para eso deben aprender el idioma, éste representa la base para la verdadera integración de estas personas». Entre los objetivos de su intervención están conseguir encontrar temas que les resulten interesantes para que así aprender sea más fácil. «Buscamos perseguir que los alumnos conozcan el idioma pero que también sepan leer y escribir para lograr una completa autonomía personal» indican. La ayuda desinteresada entre personas es lo que dicen que nos diferencia de otros animales y nos convierte en humanos. «Tenemos que comprometernos con proyectos que fomentan la cooperación entre personas, la construcción de sociedades más abiertas, respetuosas y solidarias», argumentan. Piensan que con iniciativas como estas se podrían conseguir muchos cambios sociales que harían de nuestra sociedad un mundo mucho más justo y equilibrado para poder vivir. Se sienten muy reconfortadas con el agradecimiento constante de sus alumnos: «Participan mucho y muestran un interés muy grande». Exponen que se trata de un espacio de ayuda y aprendizaje mutuo combinado con un ambiente de confianza y complicidad también recíproco. «El mejor de los agradecimiento es que cada día vengan con la misma ilusión del primer día», comentan. Asif Nadeem, uno de sus alumnos, plantea que las clases les sirven de gran ayuda: «Desde que acudo a clases entiendo mucho mejor el español y puedo relacionarme con todos». Indica, además, que sin la labor de estas dos profesoras de español su vida en España no estaría siendo igual. Destaca la bondad de ambas y se deshace en halagos cada vez que se refiere a ellas, no sabe qué hacer para demostrarles que, además de agradecimiento, le une a ellas una amistad y un cariño que están por encima de esa labor altruista de ayuda. Aunque no consideran esta iniciativa una cadena de favores como tal, sí la consideran una cadena de engranaje dentro de la cual nos encontramos todos: «Forma parte de nuestro compromiso social, pero con nuestro ejemplo también les demostramos que ellos también pueden tener iniciativas para cambiar situaciones y ayudar a los demás. En ese sentido sí podría contemplarse como una cadena». En ningún caso lo hacen por tener una recompensa o reconocimiento, plantean, lo hacen por iniciativa propia y de forma desinteresada», sostienen. Sus alumnos no tienen que devolverles nada: «No tienen nada que agradecer, ya que aquí todos damos y recibimos en la misma medida». Todos aprenden juntos, ellas son las primeras que aprenden de la cultura de sus alumnos y de sus ganas de vivir. Afirman que «no ha aprendido las lecciones de la vida quien diariamente no ha vencido algún temor. La valentía, la fuerza y la perseverancia forman parte de este camino del aprendizaje no sólo de otro idioma, sino de la misma vida».

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