Los demócratas estadounidenses ya saben quién será su candidato: Barack Obama, pero lo que sigue siendo una incógnita es el nombre de su número dos. En las quinielas está su más directa rival: Hillary Clinton, aunque esta mujer, que todavía no ha reconocido la victoria de Obama, tiene tantos defensores como detractores.
Lo que sí es cierto es que ayer Obama, y la senadora Hillary Clinton se reunieron en Washington, según dijeron fuentes del Partido Demócrata.
La cadena de televisión CNN había informado antes de que la cita se había llevado a cabo en la residencia de la senadora por Nueva York, pero las fuentes aclararon que se había realizado en otro lugar.
Robert Gibbs, portavoz del Partido Demócrata, manifestó que los ex rivales por la candidatura presidencial deseaban hablar sobre la necesidad de unirse "en pro de la unidad del partido". "Sí. Se reunieron", afirmó Gibbs sin ofrecer más detalles del encuentro. Los temas que se debatieron en la reunión se guardan en el más absoluto secreto.
Sin embargo, el diario The New York Times informó en su versión de internet de que la reunión había sido pedida por la ex primera dama después de varios encuentros entre sus asesores y los de Obama.
Clinton envió ayer un mensaje electrónico a sus partidarios en el que prometió que ayudará al senador por Illinois a llegar a la Casa Blanca, bajo el control del Partido Republicano del presidente George W. Bush durante ocho años.
El mensaje confirmó que la legisladora se reunirá hoy con sus seguidores en Washington para agradecerles la ayuda que le prestaron en la disputa por la candidatura presidencial de los demócratas.
"Siempre dije durante la campaña que apoyaría enérgicamente al senador Obama si se convertía en el candidato del Partido Demócrata y proyecto cumplir esa promesa", señaló Hillary Clinton.
Sin embargo, su equipo de campaña emitió ayer un comunicado en el que se aclaraba que la ex primera dama "no está buscando la vicepresidencia" y que la elección de la candidatura demócrata para este puesto "debe ser tomada por el senador Obama y sólo por él".
Lo único que está claro es que el nombre de la persona que ocupe la vicepresidencia no se ha dado a conocer. Obama dijo ayer que dejará pasar unas semanas antes de escoger a su candidato a vicepresidente, al apuntar que "todo el mundo tiene que reposar". "Acabamos de completar este arduo proceso" de elecciones primarias, que se ha prolongado 17 meses y que concluyó el martes cuando logró el número suficiente de delegados, 2.118, para garantizar "mi candidatura", explicó Obama.
"Sólo han pasado dos días, y creo que no sólo me conviene a mí, sino también a la senadora Hillary Clinton, e incluso al Partido Demócrata y al país el estar seguro de que tomo esta decisión de la manera debida", indicó el candidato, que aspira a ser el primer presidente negro de EEUU.
Y es que la decisión de poner o no a Clinton de número dos no se puede adoptar de prisa y corriendo porque antes hay que sopesar sus pros y sus contras: la senadora cuenta con mucho respaldo, como las mujeres, los hispanos y la clase obrera blanca, pero también tiene muchos detractores.
De hecho ayer, el ex senador demócrata John Edwards declaró que "yo buscaría [para vicepresidente] a alguien que compartiera mi visión, no a alguien que tuviese una visión modificada de lo que hemos tenido", al ser preguntado por el papel de Clinton en la próxima administración.
La reunión, a solas entre Obama y Clinton, se produjo en el mayor de los secretos. El senador tenía previsto, según su programa oficial, regresar esa noche a Chicago, donde reside, pero al subir al avión los periodistas que le acompañan encontraron que no estaba.
Según ha explicado Feinstein, los dos llegaron en torno a las nueve de la noche (01.00 GMT) y ella los acomodó en dos sillas, frente a frente, en una sala. Les sirvió sólo agua y les dejó solos. No les acompañaba nadie más: ni asesores, ni esposos. Sus escoltas del servicio secreto se habían apostado fuera de la vivienda.
No ha trascendido lo que hablaron durante la conversación, que duró en torno a una hora. Sí se conoce el asunto general: el camino a seguir por el partido de cara a las elecciones de noviembre.
Al término de la reunión, Obama y Clinton avisaron a Feinstein, que se encontraba en el piso de arriba trabajando. La senadora por California asegura que no les preguntó de qué habían hablado, sólo expresó su esperanza de que hubieran podido relajarse un poco y trazar el camino para los próximos meses.
"Creo que puedo hablar en nombre de la senadora Clinton, y ella quiere hacer todo lo que esté en su mano para unificar el partido", aseguró.
La aspirante presidencial quiere respetar las opiniones de sus simpatizantes y los intereses de su personal de campaña, pero también "mantener una relación que funcione con el senador Obama, y creo que eso es algo muy positivo".
La pregunta del millón es si ambos hablaron de la vicepresidencia. En los últimos días, se han multiplicado las conjeturas sobre la posibilidad de que Obama ofrezca a Hillary ir de "número dos" en el equipo.
Los partidarios de la senadora aseguran que, si se le ofrece, aceptaría ese puesto. Ella, por el momento, se ha limitado a emitir un comunicado en el que afirma que no busca ese cargo. Pero no dice que no esté interesada.
Obama, por su parte, ha asegurado que se tomará la búsqueda de un vicepresidente con calma. Por el momento ha nombrado un equipo de tres personas, encabezado por Caroline Kennedy, la hija del que fuera presidente John F Kennedy, para que seleccionen posibles candidatos.
Los simpatizantes de Hillary alegan que la senadora "representa un bloque de votantes muy grande, el mayor jamás alcanzado por alguien que quedó en segundo lugar", según explicó Feinstein.
Durante la etapa de primarias, la senadora, que recibió cerca de 18 millones de votos, contó con el apoyo de las mujeres y los votantes blancos de clase trabajadora, grupos con los que Obama ha tenido dificultades para conectar.
Obama asegura que no se dejará influir por nadie a la hora de tomar una decisión.
"Tenemos un comité formado por gente maravillosa. Van a desarrollar el proceso, y seleccionar a gente, y recibir recomendaciones. Me reuniré con toda una gama de personas y yo, en última instancia, tomaré la decisión", explicó.
Será "sistemático y concienzudo en este asunto, porque (el elegido) será mi consejero definitivo cuando tome decisiones en la Casa Blanca y quiero asegurarme de que acierto", afirmó.