Dirección. C/ Mateos Gago, n. 8. 41004 Sevilla
Teléfono. 954 215 878
Web. www.laazoteasevilla.es Horario. De 8:30 a cierre nocturno, todos los días.
Hay un Mateos Gago para turistas y un Mateos Gago para sevillanos, porque lo que a uno le gustaría cuando visita cualquier ciudad del mundo es ir de la mano de algún amigo indígena que sepa realmente donde hay que ir a comer y beber, entre otras cosas, que te libre de los establecimientos typical y que te adentre en esas barras y salones donde acuden los propios del lugar. Pues eso mismo pasa en el barrio Santa Cruz de Sevilla, que hay bares donde se bebe y se tapea más que bien y, si uno mira alrededor, encontrará rostros de paisanos y algún extraño, raramente de los de mochila y chanclas, bien informado.
La Azotea de Mateos Gago está llena a diario, como la de la calle Zaragoza y la de Jesús del Gran Poder. La pauta es la misma que ha hecho triunfar desde el principio a este negocio, cocina enraizada en materia prima de alta calidad, basada en productos de mercado y estacionales, elaborados y presentados como en un restaurante de primer nivel, con la suficiente creatividad, todo ello con la posibilidad de probarlos en tapa, en media ración o en ración, con los cual tenemos la posibilidad de probar individualmente varios platos o de compartirlos, todo ello sin que la cuenta se nos eleve demasiado. Un diseño de local cosmopolita y actual pero con una decoración acogedora, nada de frío minimalismo, La Azotea respira calidez. Una amplia pizarra de vinos por copas completan una gran oferta para pasar un rato gastronómico fabuloso, al que colaboran de buena manera la profesionalidad del equipo comandado por JeanineMerrill y Juan Antonio Gómez.
El nuevo local está casi a los pies de la Giralda, su situación en plena zona turística hace que ofrezca algunas propuestas que amplían la oferta habitual en los otros establecimientos pero sin perder de vista el nivel de calidad al que están acostumbrados sus clientes habituales. Así, por ejemplo, podemos encontrar una sangría casera (4/15 euros) o una creación como la Mimosa, un cóctel de cava y zumo natural de naranja (3 euros). También ofrece gazpacho en vaso de barro (1,80 euros), salmorejo con taquitos ibéricos (3,50 euros) o ajo blanco granizado de vino tinto y peta zetas (4 euros). Podemos iniciar nuestra visita con una Cruzcampo de barril o Reserva Especial. Pero la llegada de los platos es el momento de optar por uno de los vinos de la cuidada selección de la casa, como, en blancos, un Ermita DEspiells del Penedés o un Petit Ocnos de la Sierra Norte Sevillana. En tintos se presta especial atención a los vinos andaluces, como el muy fresco y goloso Barbazul de Arcos.
Revueltos, pescados, carnes, ibéricos, mariscos frescos..., por cierto, disponen de un carrito de ostras que te acercan a la misma mesa, se proponen en la carta, que ofrece sugerencias diarias, incluido siempre un guiso del día a 4,50 euros. Lo probamos, un arroz marinero, suelto, entero, con productos de primera, gambas, pulpo y pescados, sabroso. Siguiendo con el pescado también una sugerencia del día, corvina a baja temperatura con cremoso de mango al wasabi y tempura de verduras (5,50 euros), plato de variadas influencias que se conjuntan perfectamente con una corvina tersa y fresca, en original creación que nos resuelve las dudas con un ¡qué rico está esto! Un roast beef (6 euros) de pura estirpe anglosajona con una fina crema de patatas nos introduce en el mundo de la carne, que aquí se trata de maravilla con una materia prima de alta calidad, prueba de ello es su celebrado solomillo de buey con patatas y verduras, sin duda de las mejores carnes que hemos probado en los últimos tiempos, sabor, ternura, punto justo de cocción, acompañada por unas patatas cortada en gajos gruesos con un pimiento del piquillo y unas verduritas muy enteras. El tinto Barbazul de Cádiz se creció con la res, dando lo mejor que lleva dentro.
No nos extraña que las mesas estuvieran llenas. Tienen también buena barra y algunas mesas en la calle desde la que se puede contemplar la Giralda y el trasiego incesante de gente arriba y abajo disfrutando de uno de los más bonitos trozos de tierra del mundo.
