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Cultura

Coixet aburre a Berlín con su último estreno

Ayer no termina nunca, protagonizada por Javier Cámara y Candela Peña, se enreda durante dos horas en un diálogo interminable.

el 10 feb 2013 / 20:40 h.

Isabel Coixet se ha convertido en toda una especialista en vender humo. En transformar en un documental una entrevista plagada de fallos (Hablando con el Juez Garzón) o en vender como cine de ficción una obra de teatro filmada con tomas de 28 minutos.

Ayer no termina nunca, que podría llamarse perfectamente Esta película no termina nunca, viene a ser un diálogo de dos horas (¡!) entre Cámara y Candela Peña. Los actores interpretan a una pareja rota por la muerte de un hijo y la desaparición de él durante cinco años tras el trágico acontecimiento.

Tras un arranque prometedor en el que se nos cuenta, a través de un informativo radiofónico, que estamos en la España de 2017, ahogada por el desempleo y la pobreza, la película discurre a ritmo de caracol con muletas.

Las interpretaciones de Javier Cámara y Candela Peña son exquisitas, eso resulta innegable. Pero también lo es que la directora catalana sabe jugar bien sus bazas y desplegar sus dotes de publicista para vender la película: la ubicación temporal y espacial, el empleo de la crisis no son casuales. ¿Pura necesidad narrativa o mero oportunismo? En cualquier caso, una hábil estrategia de comunicación para que todo el mundo hable de la peli de Coixet sobre la crisis.

Los larguísimos, interminables diálogos, la ausencia de cualquier nota musical, el incesante y molesto ruido del viento, el gélido decorado, las innecesarias referencias snobs y, sobre todo, su larga duración acaban con la paciencia del espectador. Coixet, en resumen, nos aburre durante casi dos horas con un material que apenas da para un cortometraje de quince minutos.

Lejísimos del tedio se ha situado Gloria (Sebastián Lelio), película chilena que le ha arrancado al público los aplausos más sonados en lo que va de festival. La protagoniza una mujer cercana a los 60 años y en busca de pareja. Asombra la sensibilidad con la que trata el amor maduro y la capacidad de Lelio para mostrar lo mucho que ha cambiado el mundo, un mundo donde a los 60 puedes rehacer tu vida, estás lejos de ser un anciano, puedes mantener relaciones sexuales maravillosas, ser sexy y usar el Smartphone como una adolescente.

La francesa La religieuse (Guillaume Nicloux) también abunda en las relaciones sexuales femeninas, en este caso, en un convento y con una novicia (Pauline Etienne) sometida a todo tipo de vejaciones.

Con Isabele Huppert como madre superiora, Berlín ha iniciado su póker de divas francesas, que completará con Catherine Deneuve y Juliette Binoche.

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