El director, músico y compositor Coke Riobóo encuentra en la animación con plastilina la mejor herramienta para abordar temas sociales. El viaje de Said, un corto sobre la inmigración, le otorgó un merecido reconocimiento a su trabajo, consiguiendo un Goya en 2006.
Mientras moldea con destreza y admirable soltura un trozo de plastilina naranja que poco a poco va adquiriendo la forma de un pez, Coke Riobóo, ganador del Goya al Mejor Cortometraje de Animación por El Viaje de Said en 2006, explica en qué consiste la técnica de animación con plastilina que viene desarrollando desde hace unos diez años. "Lo que hago es animación Stop Motion, una técnica bastante artesanal que consiste en fotografiar objetos y muñecos e ir moviéndolos muy poquito a poco, de forma que esa sucesión de fotos, puestas en ordenador a determinada velocidad, dé un efecto de movimiento".
Los problemas sociales que ve en el mundo son la base de su inspiración y la animación con plastilina, su arma secreta para hablar de ciertos temas difíciles de abordar. "Me sirve para tratar ciertos temas sociales porque es una herramienta muy buena que me permite abordarlos de una manera un poco más suave, sin que la gente se aburra". "Además -prosigue Coke-, la animación da la posibilidad de recrear todo un mundo que con el cine real sería muy costoso llevar a cabo, dejándote llegar a sitios donde el límite es tu cabeza, tu imaginación".
Coke es además quien compone la música de todos sus cortometrajes. "Sí, soy músico y sigo componiendo música para cine, para cortometrajes y largometrajes y, por supuesto, le pongo mi música a mis animaciones y es además una parte muy importante y gratificante, ya que según voy creando la animación me voy imaginando también la música por el camino".
Dicen que quien supera la crisis se supera a sí mismo. Esto podría ser lo que le ocurrió a Coke Riobóo, que empezó a hacer animación en un momento algo comprometido. "Empecé a dedicarme a la animación un poco por aburrimiento en un período en que no tenía trabajo, allá por el verano del 2000. Me puse a hacer pruebas y terminé quedándome todo el verano pegado a las bolitas de plastilina y gracias a eso descubrí todo un mundo que me encantaba. Y descubrí además que era algo para lo que tenía facilidad y a través de lo que podría contar historias desde otro lado".
Aunque El viaje de Said (2006), su segundo cortometraje, ha sido el que le ha dado a conocer a un público más amplio, antes ya había realizado otros trabajos en animación con plastilina. "Mi primer corto fue La telespectadora (2001), también realicé una serie de capítulos para televisión, Se abre el telón (2002), y un videoclip para El Combo Linga, (2002)."