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“Como en el TDK aquí tengo a los jugadores ideales”

En su larga y brillante trayectoria las ha visto de todos los colores, sobre todo antes de llegar a la élite. Una perspectiva que le permite afrontar el difícil reto de Sevilla con el temple necesario. Y ha encajado en el equipo como guante de seda. Conocimiento del juego y naturalidad, mucha naturalidad

el 28 feb 2015 / 14:00 h.

CASIMIRO-1 —¿Cuál fue su primer contacto con el baloncesto? —En el colegio Ramón y Cajal de Puertollano había un profesor, un fenómeno, Esteban Ayuca Soto, que en paz descanse. Nos trasladó su pasión a un grupo de pequeñajos, éramos benjamines entonces, y no se conformó con eso sino que nos inculcó también la idea de enseñar cuando éramos más mayores, en octavo, a los pequeños. Y ahí empezó. Mi juego se convirtió en mi hobby y lo que era mi hobby ahora es mi profesión. No puedo estar más que agradecido al baloncesto. —Y decides ser entrenador profesional. —Cuando estaba en Puertollano era un entrenador totalmente amateur, como decía le dedicaba una hora a cada uno de los 24 equipos y tenía clarísimo que cuando me surgiera la ocasión de irme donde fuese a entrenar a un equipo solo y que pudiese ser profesional de ello, aceptaría el reto inmediatamente. Esto sucede cuando tengo ya 29 años, en Don Benito, que me hace una oferta en Segunda división. Dejo todo lo que tenía en Puertollano. Estaba trabajando en el ayuntamiento como funcionario, tenía clases de educación física, la escuela de baloncesto, la familia, amigos… dejo todo por irme a Don Benito. Antes había llevado equipos en Almodóvar, en Ciudad Real, a los campeonatos de España. Me fui porque quería ser entrenador profesional de baloncesto. —Muchas dificultades, supongo, y en Alicante hubo un paso clave. —Todos los veranos eran muy difíciles, no encontrar equipo, no saber qué hacer, si volver a Puertollano sin haber conseguido nada. Y me llegaban ofertas muy a ultimísima hora, me llegaron de Primera división en Gandía, la de Alicante. Y ahí, en la 94-95, hacemos un año muy bueno, quedamos a una canasta de ascender a la liga ACB, en Gijón, y a partir de ahí ya no me faltan ofertas. De Baloncesto León, ayudante de Baloncesto Salamanca con Pedro Martínez, vuelvo a Gijón, Manresa, y ya va todo un poco rodado, pero hasta ese momento cada verano era muy difícil. —En definitiva, que detrás de la gloria de Manresa y el título de Liga hubo un intenso y difícil recorrido. —El aficionado conoce desde Manresa. Pero he estado en todas las divisiones, desde Tercera B, A, las que ahora son las Autonómicas, Primera división… en Gandía en Primera B. En Alicante con EBA, que era la que venía después de ACB; cuando estoy en Gijón es el primer año que nace la LEB, y luego ya llegó la ACB, pero hasta entonces me he pateado todas las categorías. En este mundo el que llega es porque se lo ha trabajado bastante. —Esa experiencia le permite relativizar situaciones complicadas como la de Sevilla. —Cuando has pasado todo esto, momentos difíciles de tu vida, tanto personal como profesionalmente, estar ahora en un club como éste, que merece mucho la pena, con jugadores entregados, dentro del reto que es y la dificultad que tiene ves que no estamos abocados al abismo. Es una situación en la que se puede trabajar y estamos empezando a disfrutar de estar aquí, y ojalá continuemos. Recuerdo veranos difíciles, porque dejas todo, apuestas por esto, eres un entrenador anónimo y cuando te ves que tienes que volver a casa sin haber conseguido nada es duro. Estás en un sitio y no te salen las cosas, y  te dejan de pagar… y todo eso es bueno para la formación del entrenador, para luego tener la calma de transmitirles a chicos jóvenes que estas situaciones no son tan extremas, y que hay que afrontarlas como parte de un juego que es el baloncesto. —¿Qué fue lo que le dijo Fernando Moral en la primera conversación? —Hablamos por teléfono cerca de una hora,  de todo un poco. Las sensaciones fueron buenas y la mayor dificultad que veía, pero que estaba dispuesto a afrontar, era que me habían cortado hacía tres semanas en Fuenlabrada. Por mi trayectoria era el elegido, pero había que superar esa medida antipopular. Creo que está al alcance de gente inteligente tomar esas decisiones, porque cualquier entrenador estaría motivadísimo por venir aquí, pero es que yo tengo esa motivación extra para superar los retos que tenemos aquí por las vivencias que he tenido esta misma temporada . —¿Por qué se rompe la conexión en un lugar donde le fue bien como Fuenlabrada y conecta tan rápido en Sevilla? —Los que interpretan nuestras ideas son los jugadores, aquí todos las han asumido y  las están poniendo en práctica, estamos creyendo. Los resultados seguro que ayudan, y cuando no han sido buenos es más difícil creer en lo que hacemos. Fuenlabrada fue eso, un tema de resultados. Esa conexión tan rápida ya la tuve antes. El año que debuto en Liga ACB. Hay veces que el equipo que tienes es el ideal para la idea que desarrollas. El equipo del TDK Manresa tenía los jugadores ideales para mi propuesta, la desarrollaron y la ampliaron. Aquí pasa lo mismo. Intento que las cosas sean sencillas, lo he hecho siempre. No me gusta complicar el baloncesto. Pocas ideas pero bien hechas. —Explíquelas, por favor. —Innegociables son el esfuerzo y la exigencia en el trabajo defensivo, y lo han puesto en práctica rápidamente; que intentemos jugar con buenos espacios, que eliminemos el egoísmo de la pelota para jugar sin balón; y que nos lo pasemos. Todo eso, más el rebote. Son cosas sencillas y luego hay que dotar al jugador de herramientas para que tengan la confianza de que  puede salir. Herramientas son estrategias a nivel defensivo, trabajar la coordinación entre interiores y exteriores en el juego colectivo. Los jugadores lo han interpretado a la perfección. —Habrá que concluir que el estilo de Roth no encajaba. —No quiero mirar nada hacia el pasado, lo que me interesa es el presente y el futuro inmediato.  Me llegó aquello de Popovich y Pablo Laso pero no quiero entrar a comentar. No hay que olvidar que hemos sacado solo la cabeza y debemos seguir trabajando. —¿El presidente le explicó que salvar la temporada significa también salvar el club? —Me habló de lo que hay a nivel institucional, pero también que a nivel de cancha, que es lo que a mí me interesa, todo está perfecto. Para el equipo y los jugadores, a los que les hice ver lo bueno que es estar aquí en Sevilla, las necesidades están perfectamente cubiertas. No podemos pensar en lo que sucede más arriba de nosotros. No tenemos otra cosa que pensar que en baloncesto, a partir de ahí no gasto energía ni un segundo en pensar en cosas que no me competen. Si somos el motor para que este club funcione, siga existiendo y vaya a mejor, bienvenido sea.  Cuando uno llega y estás último no te planteas más cosas que el presente. Cuando estemos con esa estabilidad deportiva, me imagino que se irán moviendo el resto de situaciones, pero como profesionales no podemos pensar en qué va a venir después, solo en el ahora. —El destino le ha puesto como rivales a dos de los clubes que han marcado su carrera. —Es especial volver pero cada vez te toca menos la fibra sensible. Porque realmente lo importante para mí es Sevilla. Cada vez es menos sentimental porque todo va muy rápido.  Manresa fue un hito que está ahí en la historia pero ahora lo que me motiva y me hace feliz es Sevilla y nada más. No hay que focalizarlo todo en estos partidos. Lo importante es sumar victorias, sea donde sea, porque seguramente el basket average no nos sonreirá, y tendremos que salvarlo con victorias. Todos los partidos están subrayados en rojo. —¿Qué situación de su trayectoria tuvo la dificultad que ahora afronta? —La que viví en Valladolid cogiéndolo también a mitad de temporada puede tener similitudes. Hicimos una gran segunda vuelta y ahora espero que sigamos en esta línea. Como entrenador estoy igual de satisfecho, o más posiblemente, del trabajo que se hizo en Valladolid que el que se hizo en Manresa aquel año del título. Si somos capaces de lograr aquí el objetivo, con el año de dificultad que estaba viviendo a nivel profesional en Fuenlabrada, me sentiré muy feliz. De hecho, si analizas mi lenguaje corporal, aquí es donde más estoy exteriorizando la euforia por conseguir victorias. Cada victoria la celebro y la disfruto como la última porque es muy importante para Sevilla y también para mí.

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