La Liga no se acabó para el Betis en Cartagena gracias a un partido bueno, que no perfecto, del conjunto de Víctor Fernández. Fue muy bueno, casi perfecto, al principio, con una nueva puesta en escena digna de los mejores intérpretes (aspirantes al ascenso en este caso). Quiso el balón y lo tuvo, quiso ir arriba y allá que llegó, quiso marcar y lo logró. En definitiva, quiso asustar al Cartagena y lo asustó. La defensa casi no intervino, Arzu y Aurelio se quedaron con la pelota para ellos y Jonathan Pereira, de nuevo, fue un incordio para sus oponentes pese a actuar en la banda de su pierna mala. Esta vez, al contrario que últimamente, el Betis sí sacó rendimiento a tan generoso arranque. Un gol no es mucho, pero menos es nada. Luego, también como casi siempre desde que Víctor es el técnico, el equipo se cansó en ataque y cedió ocasiones, pero Toché hizo de delantero del Betis y falló todo lo que tuvo.
La segunda parte empezó como la primera, con gol, orden y control por parte verdiblanca. Sólo Balboa se rebeló contra el orden de las cosas y casi altera todo el choque, pero Víctor reaccionó con Fernando Vega. También retrasó a Aurelio para que ayudase a los centrales y por eso perdió el esférico, pero el Cartagena ya no volvió a generar ni una ocasión. El Betis ganó. Y sin Emana, de nuevo abandonado a la floritura inútil.
