El 9 de diciembre, Paco Chaparro empezó en El Madrigal su segunda etapa al frente del Betis. Su equipo ocupaba un puesto de descenso y tenía la salvación a cuatro puntos. Esta tarde, el Betis se enfrenta otra vez al Villarreal. Es undécimo y tiene la zona de descenso a siete puntos. Cómo ha cambiado todo...
Ha llovido mucho, y no sólo desde el cielo, en los 140 días que Paco Chaparro lleva al mando en el Betis. Desde el cielo precisamente debió de bajar el trianero para aportar un poco de luz al oscuro futuro del equipo verdiblanco, sumido en la zona más tenebrosa de la Liga sin que Héctor Cúper atinase a hallar la salida del túnel, y el principio no del fin, sino del renacimiento, ocurrió en Villarreal, en El Madrigal, donde un cabezazo de Capi y la milagrosa actuación de Ricardo dieron a Chaparro el primero de una larga serie de triunfos.
Y así hasta hoy, una vuelta después. El Villarreal vuelve a cruzarse en el camino de los heliopolitanos y de su entrenador, pero el drama ya es historia, o casi. El Betis no se salvará matemáticamente esta tarde, pero hasta un punto puede valerle para que su afición, por fin, disfrute de una tarde de fútbol sin estar pendiente de la radio.
La tranquilidad, de todas formas, no puede ser absoluta. El Betis aventaja en siete puntos al antepenúltimo y entre uno y otro hay otros seis equipos, pero la paradoja de este campeonato tan mediocre es que el listón de la permanencia estará más alto que otros años.
Por eso, y porque la plantilla quiere congraciarse con sus seguidores después del chasco que le dieron frente al Levante, nadie en el vestuario de Heliópolis da el objetivo por cumplido y todos apuestan no sólo por ganar al Villarreal, sino por sumar cuantos más puntos mejor.
El primer rival en esa carrera por alcanzar 50 o más puntos también invita a mantener la tensión. La escuadra de Manuel Pellegrini, un equipazo en el sentido más amplio de la palabra, pelea por el subcampeonato liguero, lo cual significa que está rematando la mejor temporada de su historia en Primera, entre otras cosas porque lejos de su campo ha sido capaz de sumar la friolera de 27 puntos (el segundo visitante más potente, a tiro de un triunfo del Real Madrid).
Como bien dijo ayer el propio Chaparro, algo tiene que ver que al Villarreal le dé igual jugar en casa o en territorio enemigo, porque siempre piensa en lo mismo: atacar. Cabría añadir que por suerte para el Betis, especializado en amargar la vida a los adversarios más fuertes del campeonato porque ese juego ofensivo, característico de quienes aspiran al título, es lo más beneficioso para la estrategia típica de Chaparro: defender y contragolpear, defender y contragolpear.
arzu y ricardo, en la lista. Una vez analizados los equipos, toca ver a los hombres. Por parte del Betis, y excepción hecha del regreso de Fernando Vega para compensar la baja de Damiá por lesión, repetirán los mismos que tan brillante encuentro ejecutaron en el Calderón, al menos en teoría.
Chaparro podría hacerlo porque Arzu se recuperó de su lumbalgia y entró en la convocatoria, igual que Rivera después de un par de semanas convaleciente y Pavone tras cumplir su sanción. El argentino, sin embargo, partirá desde el banquillo, ya que todos los indicios apuntan a José Mari como titular. Y por cierto, el suplente de Casto será Ricardo, que tenía razones para temerse lo peor (no ser incluido ni en la lista).
En el Villarreal, las mayores novedades son el regreso del meta Diego López, sancionado la semana pasada, y la citación del delantero danés Tomasson, que se ha pasado el último mes lesionado. Pellegrini tiene una gran duda, el francés Pires, aquejado de unos problemas musculares. Y un gafe: Andalucía. Hasta ahora, el Villarreal ha perdido en Huelva, Almería y Nervión.
