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¿Cómo sobrevivir a un juicio mediático?

De cómo disfrazarse de cura para sortear a las cámaras o comer mantecados antes de la vista

el 23 ene 2011 / 19:45 h.

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El hermano de Miguel Carcaño, protegido por la Policía.

Las cifras abruman. Un centenar de periodistas acreditados entre redactores, fotógrafos y cámaras de televisión. En total, 30 medios de comunicación -entre prensa, radio, televisión e internet- de ámbito local, regional y nacional seguirán desde hoy y durante aproximadamente 15 días el juicio al Cuco, el único menor imputado en la violación y asesinato de Marta del Castillo. Ante la enorme expectación que rodea a este proceso, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha elaborado una "guía para medios de comunicación" con instrucciones y normas pormenorizadas a los periodistas sobre el acceso al edificio, la toma de declaraciones a los protagonistas o la grabación de imágenes siempre en el exterior de los Juzgados, ya que el juicio se celebra a puerta cerrada para público y prensa.


Durante once jornadas, lo que está previsto que dure la vista, el juez, los abogados, el fiscal, el imputado y los familiares convivirán con una tremenda presión mediática y social a sus espaldas que les exigirá grandes dosis de serenidad y concentración. Los profesionales de la Justicia se saben en el ojo del huracán, pero ¿cómo se sobrevive a un juicio mediático?


Para salir airoso de un envite como éste, dos letrados de larga trayectoria profesional y experiencia en este tipo de situaciones, Francisco Baena Bocanegra y Benito Saldaña, coinciden en aconsejar a sus compañeros de toga que se aíslen del exterior "en la medida de sus posibilidades" y "de todos los elementos externos que puedan perturbar", apunta el primero. Saldaña, abogado defensor de Farruquito, lleva al extremo su propio consejo y prefiere convertirse casi en un eremita en esos días. "Les recomendaría que ni lean los periódicos ni vean las televisiones, porque incluso al propio profesional le pueden influir determinadas informaciones que no se corresponden con la realidad, lo que puede conllevar que el propio letrado se sienta dirigido por ese juicio mediático". Durante días, los abogados son acosados por la prensa. "Te incordian, te abruman, te inoportunan, y en general se hace muy pesado. Llega un momento en que ni siquiera te dejan trabajar, comer, ni dormir". Es más, lo que peor lleva Saldaña de juicios como el que hoy se inicia "es el juicio paralelo que los medios consiguen llevar adelante, de forma que es la propia sociedad la que enjuicia al imputado en lugar de hacerlo la Justicia. Raramente coincide esa sentencia social con la verdad material y jurídica".


Cada maestrillo tiene su librillo a la hora de lidiar con la prensa o entrar y salir de los Juzgados evitando las cámaras. Saldaña incluso acostumbraba a "enviar un espía por delante" para que le advirtiera con una llamada al móvil si había cámaras o micrófonos. Baena Bocanegra, sin embargo, prefiere la naturalidad. "Creo que lo mejor es no hacer nada y a veces ello ayuda a pasar desapercibido".


Más difícil para sortear el paseíllo ante la prensa lo tiene los acusados, que a veces recurren a mil y una piruetas para evitar ser reconocidos. Bocanegra recuerda el caso de "un conocido comerciante" envuelto en un delito económico que durante los cuatro días que duró el juicio se disfrazó de los más diversos personajes: "uno de los días con uniforme de una institución benéfica y otro con sotana". Aunque últimamente, apunta el letrado de casos como el Arny, Intelhorce, los patos de Doñana o el duque de Feria, "parece que el casco de motorista hace furor para tal fin".


También estos casos mediáticos generan multitud de anécdotas, algunas kafkianas o de mal gusto, pero otras sumamente entrañables: "Como por ejemplo -refiere Bocanegra- en el caso Arny, cuyas sesiones del juicio ocuparon bastantes días de diciembre, o sea el inicio de la Navidad, siendo así que la iniciativa de algunos acusados les llevó a traer productos navideños y alguna que otra botella de anís, que se consumían en el mejor ambiente que nadie puede imaginar al inicio de la sesión de cada día". ¿Se arrancarían a cantar villancicos?

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