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Cómo vivir la Feria sin que la salud se resienta demasiado con los excesos

Un equilibrio al menos nutricional. Se puede beber, comer y, por supuesto, bailar e ir de visita a las casetas amigas.

el 18 abr 2010 / 19:10 h.

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En la Feria también se puede mantener el equilibrio. Un equilibrio al menos nutricional. Se puede beber, comer y, por supuesto, bailar e ir de visita a las casetas amigas. Porque desde el punto de vista médico, por ser un lugar de diversión y sin estrés, hay que ir a la Feria y vivirla. Eso sí, con algo más de precaución por parte de las personas que tengan alguna enfermedad y midiendo los excesos para no acabar enfermo.


Quienes tengan enfermedades metabólicas -colesterol, diabetes, hipertensión- tendrán que tener un especial cuidado. Pero no pueden dejar de visitar el Real. La posibilidad de desconectar y pasar un rato alegre siempre compensa. Hay que evitar excederse, como cualquier otro día: cuidado con la sal, sobre todo si es cardiópata, y con el exceso de comida, más si es diabético o tiene unos kilos que eliminar.


Siendo estrictos con los preceptos médicos, hay que tener tiento con ciertas enfermedades que se pueden desarrollar por las consecuencias de la Feria: las pancreatitis y los cólicos en general y los hepáticos en particular son muy propios entre los feriantes. El exceso del alcohol tampoco es beneficioso, sobre todo entre la gente muy joven.


El doctor Pedro Pablo García Luna, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Virgen del Rocío, advierte de estos riesgos pero también resalta cómo disfrutar de la Feria sin sufrir un cólico en el intento: "El equilibrio que recomendamos desde el punto de vista nutricional también se puede conseguir".


Para ello, hay que seguir unas sencillas pautas. Por ejemplo: no sólo de alcohol vive el hombre en la Feria. Hay que alternar las bebidas alcohólicas con refrescos, agua o zumos naturales. No se puede pensar que el rebujito es menos peligroso por llevar la manzanilla rebajada con refresco. Otra cosa que hay que evitar es quitarse la sed nada más llegar al recinto ferial con un vaso de alta graduación: mejor una cerveza. El aporte mantenido de alcohol hace necesaria una tregua cada cierto tiempo para evitar acabar el día con un coma etílico.


Otro de los motivos de malestar en la Feria es el consumo de altas cantidades de fritos y comidas pesadas que aumentan la carga calórica que tiene que procesar el cuerpo. Ideal sería, según el endocrino, tomar alguna fruta o verduras aliñadas. "Ahora muchas casetas ponen, además de las tapas clásicas, tomates y lechuga aliñada o espárragos a la plancha, lo que viene muy bien para digerir el resto de comida", señala el doctor García Luna.


Y un paseo por el Real es imprescindible. Visitar casetas amigas o darse una vuelta por la Calle del Infierno. Así se baja la comida y se da un descanso al hígado, además de respirar aire fresco.


Al día siguiente. La literatura de los remedios de la abuela para superar una resaca es muy extensa. "La leyenda de beber más alcohol al día siguiente o tomar vitaminas del grupo B no están fundamentadas científicamente", apunta el especialista en nutrición. "Si uno ha bebido mucho lo mejor que puede hacer es hidratarse mucho y descansar porque eso es lo que limita en el tiempo sus efectos negativos". "Tomar un complejo polivitamínico no resuelve, aunque daño no hace".


Si no le queda mucho tiempo para dormir y al día siguiente tiene que trabajar, deberá tener en cuenta que el rendimiento será menor. "Tendrá que tener especial cuidado el que conduzca o trabaje con maquinaria peligrosa". Si no es su caso y no se ha pasado con el fino, dormir cuatro o cinco horas es suficiente siempre y cuando sea sólo durante la semana de Feria. Descansar previamente -vamos, intentar acumular sueño con largas siestas- no es mano de santo pero sí ofrece una desconexión para afrontar el día feriante. Ya si apunta llevar calzado cómodo, una rebequita para el frío de la noche y se olvida de conducir con una copita de más, se asegurará de que terminará la Feria sin dejarse la salud.

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