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"Compartimos una militancia: el amor por Sevilla, que es correspondido"

Francisco Acosta dio el discurso de agradecimiento en nombre de los 13 galardonados en un acto amenizado por la música de Haze y Triana.

el 30 may 2010 / 21:37 h.

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Entre la emoción y la sorpresa del público presente que abarrotó el teatro Lope de Vega –y en el que destacaron insignes miembros de la sociedad, la política y la cultura sevillanas– se desarrolló el acto de entrega de las Medallas de la Ciudad. El rapero Haze fue el encargado de romper el hielo con un rap que dedicó, como no podía ser de otro modo, a Sevilla.

Sentados en un lado del escenario, los homenajeados. En el otro, las autoridades, presididas por el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, y la consejera de Presidencia de la Junta de Andalucía, Mar Moreno. Tras los discursos, el tiempo de loar la labor y la trayectoria de cada uno de los reconocidos con el galardón del Día de la Ciudad.
Ocasión para que todos los sevillanos, y los ciudadanos que viven y trabajan en la ciudad, escucharan el elogio de Sevilla a algunos de sus habitantes más notables y brillantes en sus campos.

Con imágenes de Sevilla como fondo, se fue nombrando a cada uno de los reconocidos. En primer lugar los nombrados miembros honorarios de la Corporación, los sindicalistas procesados por el conocido como proceso 1.001, Eduardo Saborido, Fernando Soto y Francisco Acosta, “que demuestran que el advenimiento de la democracia no fue una casualidad”. Después, las diez Medallas de la Ciudad. A Marcelina Fernández, Lina, “por ser el motor de desarrollo de la moda flamenca”. A José Luis Manzanares, ingeniero y presidente de Ayesa, “por tener como principio rector convertir a Sevilla en ciudad de vanguardia”. A Luis Navarro, catedrático emérito de Historia, “por buscar en los legajos de la historia las claves del presente”. A Francisco Manzano, ferroviario que luchó contra el franquismo, “por poner todo, su seguridad, su bienestar y la de los suyos, para acercar a toda la sociedad las metas de libertad y justicia”. Al grupo Triana –del que ya sólo queda un miembro con vida, Eduardo Rodríguez– “por ser el himno de una generación con hambre de libertad”. A Antonio Távora, presidente de la Asociación Provincial de Agencias de Viaje, “por mantener en primera línea el turismo de la ciudad”. A Elías Hernández, presidente de Herbas, “por contribuir al desarrollo industrial de Sevilla”. A Vicente Carranza, entusiasta coleccionista de cerámica que cedió sus piezas a la ciudad, “por disfrutar compartiendo”. A Manuel Ruesga, fotoperiodista, “por dejar huella a través de sus fotografías”. A María Luisa Guardiola, presidenta de Andex, “por ser una mujer combativa que no se ha rendido ante las vicisitudes”.

Amor correspondido. Y así, el que parecía un Día de Sevilla en pro de la memoria histórica, se convirtió, en palabras del encargado de agradecer los reconocimientos, el sindicalista Francisco Acosta, en la distinción “a personas de distinta procedencia, de diferentes ideas, que tienen una militancia compartida: el amor por Sevilla, un amor que resulta que es correspondido”.

Empresarios, trabajadores por el trabajador, artistas, amantes de la cultura, investigadores... diez condecoraciones que muestran, según Acosta, “todo un bagaje de vivencias, muchas Sevilla que cada uno hemos tenido la oportunidad de conocer”.
“Todos hemos sublimado el amor por una ciudad que hemos aprendido a querer a través de sus gentes y en sus oportunidades y no como una entelequia, no en palabras, sino en hechos”. Así, resumió estas acciones de los 13 homenajeados afirmando que “han contribuido a que esta Sevilla sea mejor que aquella Sevilla de los tiempos duros”.

Acosta tuvo también palabras de recuerdo a sus familias y compañeros, “que han compartido nuestra lucha”. “Algunos hemos defendido a los trabajadores y seguimos defendiendo que para salir de la crisis no hay que centrarse en que los esfuerzos los hagan los más débiles, sino equilibrando la balanza de una manera justa. Ahora digo que conociendo a la ciudad y la vida de sus empresas, no queda menos que tener esperanza en el futuro”.

Y esperanza en el futuro, como también quiso enfatizar Fernando Soto, al que llega “dejando algunas ilusiones en el camino pero con la ilusión con mayúscula intacta”. Porque todos siguen en la brecha.

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