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Competición a pie de playa

Las carreras de caballos vuelven a Sanlúcar y ya van 165 años

el 07 ago 2010 / 20:41 h.

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Carreras de caballos de Sanlúcar
La tarde empezó con sorpresas... como la aparición de un toro."¿Qué pinta aquí un toro?", se preguntaban algunos. "Lo que importan son los caballos, ¿no?". Bueno, sí, los protagonistas eran los caballos. Pero antes y durante las cuatro carreras que se celebraron ayer por la tarde en las playas de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), un hombre disfrazado de toro azul con la estética de la firma Kukuxumusu se paseó por el recinto de llegada, junto a la línea de meta. El fundador de la marca y creador del cartel de este año, Mikel Urmeneta, andaba por allí como pez en el agua, de apuesta en apuesta. "Es mi segundo año y ya me encanta", reconocía desde un palco.

 

Pero, por lo demás, pocas cosas han cambiado. Ayer comenzó la edición número 165 de las Carreras de Caballos de Sanlúcar con los reclamos que hacen que año tras año miles de visitantes y sanluqueños se acerquen a la playa: un hipódromo natural, los pura sangre, las apuestas... Sólo el levante y las nubes enturbiaron lo que casi siempre es una postal de mar y competición con el atardecer y el Parque Nacional de Doñana de fondo.

Detrás de todo el montaje que conlleva el espectáculo, que este año cuenta con 600.000 euros de presupuesto, hay un enorme esfuerzo de la Sociedad de Carreras de Caballos para que la crisis no acabara con ellos. "Empezamos a buscar patrocinadores casi desde el día después de que terminaran las carreras el año pasado", comentaba el presidente, Rafael Hidalgo. "Nos ha costado pero, al final, lo hemos conseguido", añadía exultante.

De hecho, hay nuevos anunciantes, incluida la ciudad autónoma de Ceuta, y nuevas cuadras que se darán cita en Sanlúcar durante el primer ciclo de carreras, que termina mañana, y el segundo, que se celebrará los días 19, 20 y 21 de agosto. Este último es el que muchos ponen el apellido de "social", por las fiestas nocturnas y los modelitos de rigor que atrae. Pero lo de ayer también tenía su encanto y había quien lo vivía con verdadera expectación.

"Esto es muy interesante", decía, con sonrisa inamovible, una periodista china de una agencia de noticias china. "En mi país se conoce un poco, se han visto algunas imágenes, pero he venido a cubrirlo para enseñarlo bien". Su siguiente destino dentro del mapa fiestero español era la Tomatina de Buñol. "Pero mañana vuelvo a las carreras, ¿eh?".

Otros espectadores poco frecuentes venían de un poco más cerca, de la otra punta de la Península: de Navarra. El viernes se le entregó a la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, el Premio al Mérito Turístico por los muchos sanluqueños que fueron a la capital navarra en busca de trabajo y por los pamploneses que vienen hasta esta tierra y después, difunden su nombre.

Barcina asistió con una amplia corte a la competición, después de que la noche anterior no desaprovechara la ocasión para decir que todas las ciudades deben defender lo propio: Sanlúcar, los caballos y Pamplona, los toros, envueltos en plena polémica por la prohibición de las corridas en Cataluña.

Así transcurrió una tarde en la que ganaron quienes se esperaba, entre ellos Borja Fayos, uno de los más cotizados en el ránking nacional, y otros habituales de esta cita como el sevillano Álvaro Soto. Quienes sabían de caballos, acertaron de pleno. Y quienes jugaron, en los puestos oficiales o los infantiles, sin mucha puntería... A fin de cuentas, es la tradición.

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