Hubo un tiempo no muy lejano en que el fútbol amistoso tuvo enorme relevancia. Hoy, merced a las posibilidades televisivas que abarcan el universo, ha desaparecido. Les voy a ilustrar con algunos ejemplos. En los finales de los 40 y principios de los 50 del siglo pasado -oiga, que fue ayer mismo- vinieron a España con una expectación excepcional San Lorenzo de Almagro e Independiente, causando furor por sus resultados y una expectación sin límites, aun en encuentros intersemanales, por el nombre de sus figuras y su juego.
Llenazos. Hubo un verano, el de l958, en el que todos los jugadores de Brasil que ganaron el Mundial de Suecia jugaron con sus respectivos equipos de gira en los dos estadios sevillanos. Pelé en el del Betis con el Santos, Vavá con el Vasco; y en el del Sevilla, Garrincha y Didí con el Botafogo. Noches de fútbol inolvidables. Llenazos hasta la bandera. Los trofeos de verano Teresa Herrera, Carranza y Colombino trajeron un ramillete de figuras, desde Di Stéfano hasta Beckenbauer, pasando por Pelé y Cruyff.
Era la única forma de verlos en directo porque no había televisión. El tiempo lo cambió todo, la televisión los engulló. Los llenos pasaron a flojísimas entradas y subsisten con más pena que gloria en estos días. Hasta nuestro trofeo que gozó de prestigio y popularidad por causas propias de la rivalidad entre Sevilla y Betis también se lo llevó el tiempo. Este amplio comentario viene a cuento del amistoso del sábado en Wembley, la cuna del fútbol, entre Inglaterra y España.
A nuestra selección se le atragantan los amistosos. Aún más, cuando hay selecciones de prestigio y nombradía enfrente. Ganarle hoy a la selección española es un hito para cualquier selección rival. A los nuestros parece preocuparles menos porque han llegado a la consideración, bendita sea, que cuando llegue el momento de la Eurocopa es cuando ha de aparecer el equipo. Hay tanto fútbol. Es tan fácil verlo, que hoy día cuando podemos ver en un fin de semana la jornada liguera completa, el fútbol amistoso ha perdido todo su interés. Más aún, cuando la selección española ha ganado una Eurocopa y un Mundial y aún teniendo enfrente rivales de fuste, para el espectador-aficionado esos rivales solamente son válidos cuando hay competición de por medio. Los tiempos han cambiado y no digamos la selección española de fútbol.
