En Sevilla hemos contado con dos carteles publicitarios cuyos mensajes estaban escritos con números romanos. Los de los mercados de la Encarnación y Bellavista. Y, afortunadamente, la historia ha dado paso a realidades. En el primero de los casos, hoy se construye un futuro muy presente tras el trabajo de los arqueólogos.
Y en el segundo de ellos, el presidente de los comerciantes de la zona portaba ayer mismo un cajón plegado de llaves de ilusión, las que corresponde a cada puesto del nuevo mercado. Cada uno de ellos se cataloga por colores de su azulejería en función de la catalogación por venta de productos.
Pero lo cierto es que, tras 35 años de provisionalidad, suena a broma, el mercado de la Bellavista es una realidad, gracias entre otros, a aquel concejal del Ayuntamiento que fue vilipendiado y a quien la Justicia devolvió su sitio, que no su honor, que siempre lo tuvo. Hablo de José Antonio García, un lujo para una ciudad, si ésta quiere ser humilde y campechana. Felicidades, en fin, a Bellavista, por su nuevo mercado.
Periodista
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