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Comunicación y onanismo

El día que pusieron en el autobús a Espartinas un timbre comenzó el principio del fin de la comunicación entre las personas. Se sustituyó el "¡Michi, abre po'trás! por el "ding-dong" impersonal de un botón...

el 16 sep 2009 / 07:18 h.

El día que pusieron en el autobús a Espartinas un timbre comenzó el principio del fin de la comunicación entre las personas. Se sustituyó el "¡Michi, abre po'trás! por el "ding-dong" impersonal de un botón. La era de la comunicación ha ido posteriormente progresando hasta llegar a Facebook, la mayor red de incomunicación del mundo, en el que uno sueña que tiene muchos amigos a los que no conoce y se escribe con ellos en una ficción epistolar cuya única ventaja es que no transmite la gripe A.

Me han invitado a muchas redes, a pertenecer a Facebook y a hacerme amigo de desconocidos a través del ordenador, pero nadie me ha mirado a los ojos en los últimos años para preguntarme cómo estoy. Vivimos el mundo de los Sims con muñecos que manejan a personajes reales.

En el siglo de la comunicación se viven las mayores situaciones de soledad interconectada, anonimato real con manual de instrucciones, modo de uso de la vida, que debería ser un aprendizaje permanente para hacernos expertos ancianos. La nueva comunicación irreal, cybercomunicación, propaga los virus informáticos pero evita las enfermedades de transmisión sexual y favorece el onanismo, práctica innombrable pero reiterativa, que se abandonaba con la vida en pareja, pero que se extiende ahora como complemento del Facebook.

El descubrimiento del propio cuerpo era animado por los curas con sus prohibiciones y las mujeres lo aprendían para complementar al otro. Pecados solitarios que proporcionan placer y del que el Área de la Mujer de la Junta de Andalucía dicen que ha editado una guía. La incomunicación llega al extremo de que hasta un placer solitario necesita una guía práctica de la autoridad.

Compramos por Internet, nuestra pandilla es de Facebook, somos amigos de los Sims y necesitamos una guía de uso de nuestro propio sexo. En el mundo de la comunicación, se nos acaba el habla y tenemos que recurrir a nosotros mismos para buscar el placer real. Deberíamos hablar de todo esto, pero hoy tengo prisa: me tengo que conectar a Facebook.

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