-Un holandés que vende cangrejos de río al resto del mundo desde Sevilla. Explíqueme eso.
-Soy químico, mis padres emigraron de Europa después de la guerra al Caribe, que fue colonia holandesa, y luego viví en una serie de países y aprendí idiomas. Hice el bachillerato allí, mi padre era de pensamientos sociales y no le gustaba EEUU, y mis estudios universitarios fueron en Europa. Fui a Amsterdam a estudiar y después trabajé en el Caribe como maestro de escuela. Antes hice investigación científica en la Universidad de Amsterdam, pero el ambiente de trabajo era horrible. Decidí volver a mis orígenes. Trabajé cinco años en el Caribe. Después la isla se quedó pequeña.
-¿Cómo llega a decidirse por este producto y esta provincia?
-Tras un año de mirar cosas, vine a Europa, primero a Holanda y después a Francia. Allí empecé con la piscicultura y encontré un crustáceo de agua dulce, no sabía que existía, el cangrejo de río. Busqué información. Mi empresa empezó a importar directamente y a fabricar en origen en Turquía y después fui a EEUU, donde está la matriz del cangrejo del mundo. Y volví a Europa porque había en España. Eso fue en 1986. Al año siguiente se constituyó Alfocan. Para resumir, si el cangrejo no viene para ti, tú tienes que ir al cangrejo (risas).
-La producción está muy concentrada en unos meses. ¿Cómo hace para tener actividad el resto del año?
-Se produce siete u ocho meses. Tenemos un equipo fijo y luego muchos trabajadores que vienen con las campañas. De finales de marzo a finales de noviembre. El resto, revisamos la industria, vemos nuevas ideas y sacamos productos almacenados. El problema es que hay máquinas que no funcionan un tiempo, pero hemos tomado la decisión de dedicarnos sólo al cangrejo. Ha habido posibilidades de crear otras gamas, pero nuestro sueño es ser líderes del mundo en diez años en este producto.
-¿Y sus competidores?
-Empresas que se dediquen sólo al cangrejo de río no existen. Somos únicos en el mundo. En China se usa el cangrejo para exportar y en EEUU hay dos o tres rudimentos de fábricas que van a desaparecer. El último aquí era un grupo sueco que trabajaba en Lebrija y que cerró en agosto. La crisis pasa factura.
-China es el máximo competidor. ¿Cómo se convence al consumidor en cuanto a calidad?
-Se convence solo. Hay compradores que quieren lo más barato pero también están los que quieren el mejor producto, y ése viene de Europa, de Alfocan.
-¿Cuáles son sus principales mercados de venta?
-Con la crisis, hemos reforzado nuestra posición en EEUU en 2009 y queremos consolidarnos en 2010. Francia es el primer receptor, pero se acerca EEUU. Este mercado ha servido para compensar la bajada de otros países. Luego hay 10 o 12 en Europa importantes, incluido Rusia. El peso de la exportación en la facturación es del 87%.
-¿Cómo le afecta la crisis?
-Se vende todo lo que se transforma y a veces se compra a China para completar. En 2009 reducimos la compra porque temíamos que se vendiera menos y nuestro stock ha bajado notablemente. 2010 no puede ser peor que 2009, pero ha sido un año relativamente bueno para nosotros. Ya veremos éste, de ahí que busquemos nuevos mercados. Vamos a ir a Gulfood, en Dubai, para llegar a esos países, donde hay demanda por parte de extranjeros.
-¿Cómo va el desembarco en Rusia?
-Su forma de proteger el mercado es una reliquia y complica la exportación. Si fuera sólo eso... pero es que no se sabe qué hacer porque se cumple con todo y aun así ponen trabas. No aconsejo a nadie empezar allí, es un calvario, pero cuando tienes algo hay que mantenerlo hasta que se normalice, que será dentro de cinco años.
-¿Tiene cabida en la gastronomía española su producto?
-En España vendemos. De todos modos, la ama de casa tiene que consumir antes de que llegue a la gastronomía. Ahora estamos en las comidas de Iberia y cosas como ésta ayudan a que el gourmet busque el producto. Recientemente, hemos ganado un premio. Fue el pasado año en Seafood, el galardón el mejor producto Horeca con unas brochetas de cangrejo de río. Es como el Oscar del marisco, el Prix d'Elite.
-¿Y la importancia de la innovación en su sector?
-Tiene muchísima. Estamos en varios proyectos. Uno con IDEA, patentando una tecnología junto a la Universidad de Sevilla, y ahora empieza otro con CTA, de investigación sobre nutrición y tecnología para separar cangrejos muertos de vivos, y robotización. Cuestan muchísimo dinero y esperemos que den sus frutos, pero si uno quiere ser líder tiene que demostrar que lo es.
-¿Cómo se traduce en cifras?
-Con la nueva tecnología pensamos subir la producción un 30% en dos o tres años. No somos corredores rápidos, somos muy seguros. El cangrejo cuando tiene peligro también anda para atrás, no hacia adelante. La capacidad de producción actual de transformar es de 2.000 toneladas. Tenemos que competir con China, aunque ellos quieren comer sus productos y el excedente va a ir desapareciendo e incluso hay una posibilidad de poder exportar allí.