-En la portada de su disco aparece vestida de color amarillo. ¿No es supersticiosa?
-Esto tiene su historia. Una vez fui a cantar a un programa de televisión vestida de amarillo y se estropearon dos cámaras. Yo no creo en esas cosas y me quedó una espinita clavada. El amarillo es mi color favorito. Que sea lo que Dios quiera...
-Ha hecho un disco de corte tradicional. ¿Está cansada de aventuras musicales?
-En mi primer disco busqué lo que todo el mundo, un pelotazo, pero comprendí que no era un producto discográfico, sino una cantaora educada en la tradición del cante gitano. Sé lo que buscan en mí los aficionados.
-¿Cómo valora su producción discográfica hasta ahora?
-Es escasa. Tardé en grabar porque no me hizo falta un disco para llegar a ser una figura. Pero ahora necesito tener algo en el mercado porque, aunque está malo, es importante sonar en las emisoras de radio.
-¿Recuerdos, su última obra, es lo que buscaba?
-Por supuesto. Por eso me lo he costeado yo misma: porque quería darme el gustazo de hacer algo flamenco. Es un capricho con el que soñaba desde hacía muchos años. Y como puedo...
-¿Le influyen las críticas negativas a la hora de elegir una línea a seguir?
-Ni mucho menos. Respeto a los críticos serios, pero el artista tiene que hacer lo que le gusta a él mismo; es la mejor manera de no engañarse una misma.
-¿Por qué ha elegido al guitarrista José Antonio Rodríguez para la dirigir la producción?
-Porque, además de ser un gran guitarrista, es de los que saben trabajar en un estudio. Te da confianza, ideas.... Captó en seguida lo que quería.
-Recuerdos se abre con una bulería de la Niña de los Peines, Manolito Reyes. ¿Por qué?
-De niña se la escuchaba cantar a mi abuela Salud y la tenía en la cabeza. Lo que pasa es que mi abuela no la cantaba completa y tuve que buscar las versiones de Pastora y Vallejo. Yo la canto pensando en mi abuela, claro, y le doy mi impronta.
-¿Puede ser el cante que más guste del cedé?
-Puede ser, claro. Ojalá tenga el mismo éxito que tuvo Pastora hace setenta y cinco años.
-Los cantes que aparecen en los créditos que están hechos en directo, están cantados también en el estudio, ¿no es así?
-Claro que sí. Pongo que son en directo porque los canté en el estudio con la guitarra al lado. Le puedo asegurar que aquí no hay cortes ni pinchazos: lo que suena es lo que hay.
-¿Ha crecido como cantaora desde que se dedica a la enseñanza?
-Totalmente, aunque no esté bien que lo diga yo misma. Me he tenido que preparar muy bien y ahora canto mucho mejor, con más conocimientos. Incluso me siento más suelta en cantes como la seguiriya, los abandolaos o los mineros.
-Lo más novedoso de Recuerdos es su versión flamenca del himno romaní. ¿Habla bien el caló?
-He tenido que aprenderme la letra y mejorar la vocalización y la entonación. Llamé a Juan de Dios Ramírez Heredia, se lo canté por teléfono y me corrigió algunas cosas. La primera vez que lo canté, aquí en Sevilla, en la Universidad, lloraron muchas personas. Estaba allí Felipe González.
-Espera algo especial de este nuevo disco?
-Nada. Lo que tenga que venir, que venga. Donde menos lo esperas salta la liebre...
