Roza los 10.000 tuits y se acerca a los 5.000 seguidores. Podríamos concluir que cada vez que se asoma a la red @acantalicio, dos tuiteros se rinden a sus encantos gramaticales. Especialista en muchas cosas y muchas de ellas ligadas con la red (Marketing y comunicación online, E-commerce, SocialMedia, CRM...) , resulta que, cuando se le pregunta, tiene la mente en el trabajo y los pies en la tierra. Bien por ella.
¿Qué cambiaría de Twitter? Prácticamente nada. Cuando las cosas funcionan es mejor no tocarlas.
¿Qué cambiaría de España? Cambiaría tantas cosas... Me gustaría que el talento y la profesionalidad fueran los raseros del éxito en lugar de la rapidez o impunidad con la que se pegan los pelotazos.
¿Qué cambiaría de Sevilla? La imposición que hacen algunos de un modelo cainita de modernidad vs. tradición. Sevilla y los sevillanos tienen cintura y capacidad para eso y más. Si no, que se lo pregunten a @Ranciosevillano.
Y de los periódicos, ¿qué cambiaría? Deberían crear sus propios modelos de negocio en digital, empezando por la agenda de contenidos y la forma de ganar audiencia. A veces da la impresión de que andan un poco perdidos.
¿Cuál ha sido su mejor tuit? El día que conté que me habían robado el teléfono y horas después una chica de Córdoba (gracias @montsealcantara) me regalaba uno suyo que ya no usaba. Me lo mandó a casa y todo.
¿De cuál se arrepiente? Cada vez intento ser más prudente. Me arrepiento más de cosas que no he dicho por ser políticamente correcta. Y, si de algo me arrepentí, como buena Sagitario, intento quedarme sólo con las cosas bonitas.
¿Qué tuit le cabreó al leerlo? Me he indignado muchas veces, pero sólo ciertos políticos han logrado cabrearme por su falta de civismo, sensibilidad y de altura intelectual.
¿Dice cosas en Twitter que no diría fácilmente a la cara? Sí y no. Twitter te permite comunicarte de manera directa con gente con la que difícilmente podrías hablar cara a cara porque estén lejos, por ser una entidad o empresa, etc. No se trata de una cuestión de contenido, sino de oportunidad.
¿Un puñetazo que daría en la mesa? La técnica de la gota malaya en recorte de libertades y derechos que estamos sufriendo con la excusa de la crisis es como para subirse a la mesa y hacer un taconeo.
¿Se puede ser alguien sin las redes sociales? Por supuesto que sí, pero es una pena no aprovechar el potencial amplificador que tienen las redes y las oportunidades de llegar de forma directa a gente interesante y muy buena humana y profesionalmente.
¿Qué opina de quienes dicen pasar de ellas? Como opción personal me parece respetable (incluso sano). Laboralmente, creo que un buen profesional no debe estar ajeno a lo que pasa en el mundo y una parte importante del mundo vive en las redes sociales.
¿Tuitea por convicción o, en parte, por necesidad comercial? Tuiteo por convicción, aunque siempre tengo presente que la imagen personal se construye (o destruye) con cada tuit.
¿Se ha desintoxicado alguna vez? Actualmente estoy pasando una época de desintoxicación de Facebook o más bien de abandono. De Twitter ni puedo ni quiero desintoxicarme.
¿Que no diría nunca, pero nunca nunca, en un tuit? Nunca jamás entraría en una discusión en la que se intuya la pérdida de respeto o medien insultos.
¿Cotillea los perfiles de quienes le siguen en las redes? Yo lo llamaría revisar.
¿Cuál es el personaje que más ilusión le ha hecho que le contacte? La que actualmente es una de mis mejores amigas @ssaramoreno. No soy mucho de personajes mediáticos, pero hay mucha gente brillante en Twitter a la que tengo la suerte de conocer.
¿Qué tiene que pasar para que usted siga a alguien? Que me interese de una manera u otra. Es así de simple. Sobre si hay que seguir a alguien o no hay muchas teorías. Yo no sigo ninguna.
¿Podemos hablar de marketing y comunicación al margen de la red? El público y los clientes de las empresas están consumiendo contenidos, informándose, comprando, relacionándose y, en definitiva, viviendo una parte de su vida en el ecosistema digital.
¿Se identifica con su imagen digital? Supongo que sí. Me gusta combinar mi faceta profesional y personal; encontrar el punto medio.
