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Con serias razones para creer y dudar

El Sevilla logró el primer triunfo con enjundia de su pretemporada. Ante un Valencia apático y sin fe, el once de Manolo Jiménez selló el billete para la final del Ramón de Carranza tras completar una primera mitad discreta y dominar con suficiencia a su rival tras el intermedio. Koné y Adriano fueron los goleadores.

el 16 sep 2009 / 07:13 h.

El Sevilla logró el primer triunfo con enjundia de su pretemporada. Ante un Valencia apático y sin fe, el once de Manolo Jiménez selló el billete para la final del Ramón de Carranza tras completar una primera mitad discreta y dominar con suficiencia a su rival tras el intermedio. Koné y Adriano fueron los goleadores.

El primer examen teórico fue un mero trámite. El Sevilla doblegó a un Valencia carente de ritmo y fe pese a perpetrar una primera mitad pésima y ser dominado por un rival que, tras el descanso y pese a la figura de Villa, apenas se prodigó ante la meta de Palop. La reaparición de Kanouté, intermitente, y la sobria actuación de Zokora, de motor diesel, catapultaron a un Sevilla que hoy medirá su capacidad de convicción ante el Deportivo de Lotina.

De inicio, Jiménez dispuso su clásico 4-4-1-1 para asfixiar al trivote que diseñó Emery, con Marchena de peón y Míchel y Baraja de cerebros. El cuadro hispalense repitió la pizarra que exhibió en Italia y trató de circular con más rapidez que en anteriores amistosos. Duscher y Zokora asumieron el rol protagonista en una medular en la que el músculo será un elemento de control. El costamarfileño, de similares condiciones a Romaric, fue el que aportó ideas a la elaboración blanquirroja.

El conjunto de Emery trató de buscar el 1-0 con contragolpes veloces y eléctricos. Con Joaquín y Mata en banda, el plantel che reivindicó el papel relevante. Konko, cansado y sin ningún aval, fue la presa fácil que cazó Mata. El internacional dibujó una autopista en el flanco zurdo y el cuadro negro y naranja penetró con asiduidad a través de diagonales. Míchel desnudó las carencias del francés a pase de Bruno cuando el Sevilla apenas había sudado.

Impreciso y sin ritmo, el once de Manolo Jiménez ni se prodigó en la zona de definición. Kanouté, que regresó sin brillantez, apenas inquietó a César. Los de Nervión mostraron carencias en defensa, el punto más sólido de la anterior campaña. Las diagonales de los interiores valencianos causaron serios problemas a la zaga hispalense. Drago, impreciso, no supo conectar con el francés Squillaci, una garantía con Escudé y un defensa de clase media en solitario.

Baraja acarició el 1-0 en un disparo de falta originada por un clamoroso error defensivo del Sevilla. Con Sergio Sánchez en la suplencia, el conjunto blanquirrojo es vulnerable en el carril diestro y nulo en ataque. Sólo la movilidad de Perotti, Capel y Juan Carlos generó peligro en el área de un calmado César. Precisamente, el argentino firmó el aviso inaugural a balón parado. Su disparo, alto, no batió la meta oponente. Y fue en las postrimerías del primer acto cuando el valencianista Míchel pudo alzar el primero, aunque su pólvora, humeda, no agujereó el revólver del Sevilla. Jiménez, que protestó posición antirreglamentaria, fue expulsado.

DISTINTO. Tras el descanso, y con las únicas variaciones de Adriano y Koné, el conjunto hispalense sí asumió el control total. Con el de Curitiba en banda diestra, el once andaluz monopolizó la cuota de peligro y asedió la meta naranja con mayor asiduidad. Y en su primera aparición en el área naranja consiguió el 0-1. Se internó por la banda con hambre, conectó con el elegante Perotti, se zafó de su par, encaró a César y, con el alma, consiguió estrellar su disparo en la red. El gol concedió oxígeno al Sevilla, más cómodo sobre el césped que un Valencia fatigado. Sólo Mata, en un nuevo error de la retaguardia sevillana, pudo igualar la contienda. Joaquín firmó la rendición y hasta fue sustituido, y Villa, entregado, se rindió.

El Sevilla reagrupó piezas, intensificó su apuesta por el fútbol veloz en banda y hasta captó el aplauso de la grada. Perdonó Koné en una internada de órdago de Zokora y Drago, en un córner, envió su cabezazo alto. Agonizaba la semifinal y el cuadro de Jiménez detectó desconcierto general en las filas ches. Pase de Duda y gol de Koné. Examen aprobado. Hoy, la reválida. El Dépor, el obstáculo.

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