En palabras del hermano mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Utrera, Antonio Cabrera, tras casi seis años de trabajos, la rehabilitación del retablo mayor de la Capilla de San Bartolomé ya está completa.
La última fase que restaba por llevar a cabo era la restauración de las imágenes de San Mateos y San Lucas, figuras ambas que ya se encuentran de nuevo en el retablo, en su emplazamiento original, junto a los otros dos evangelistas y a la imagen de San Bartolomé.
"Con ello ya se puede decir que hemos concluido los trabajos, si se habla desde el punto de vista del restaurador, aunque todavía queda por ultimar algún remate de carpintería en la parte interna del camarín, aunque no se observa a simple vista por parte del público desde el interior de la propia capilla", precisó.
La restauración, llevada a cabo por los prestigiosos talleres de Enrique Gutiérrez Carrasquilla, tuvo un coste de unos 120.000 euros aproximadamente, que asumió de forma íntegra la corporación, sin ayuda pública ni procedente de la Iglesia Católica.
Y ello, a pesar de que la titularidad la ostenta actualmente el Arzobispado de Sevilla, concretamente desde 1992, fecha en la que "unilateralmente", la jerarquía eclesiástica, a pesar de estar documentalmente comprobado que fue la cofradía la que construyó la capilla y el retablo, "se inscribió la propiedad", según recordó el hermano mayor en declaraciones a este periódico.
Todo esto le sirvió para que en 2005 le fuera concedido a la cofradía el Mostachón de Oro de dicho año, como reconocimiento "no sólo a la larga y fructífera trayectoria de la corporación en su ya centenaria andadura, sino también y de una manera especial, al gran esfuerzo desarrollado restaurando el altar de la capilla, que constituye un hermoso ejemplo de sensibilidad e inquietud hacia la conservación de un patrimonio cultural, histórico y artístico que es parte importantísima del alma de nuestra ciudad y por cuando todo ello redunda en el buen nombre de Utrera", tal y como quedó plasmado en la carta que fue enviada por la Orden del Mostachón a la cofradía para comunicarle que le había sido concedida dicha distinción.
El retablo que preside San Bartolomé es obra de Bernardo Lorenzo González, cuyos primeros trabajos en esta arquitectura en madera datan del año 1702. Sin embargo, no fue hasta 1723 (fecha precisamente encontrada durante la restauración en una de las columnas) cuando se terminó de erigir el retablo, que "se hizo poco a poco, a base de la limosna que iba aportando el pueblo", en palabras de su hermano mayor.
En este sentido, todos los fieles pueden disfrutar ya de un retablo totalmente restaurado en el templo, lo que permite recuperar un valioso patrimonio y, al mismo tiempo, resaltar la belleza de la capilla. El hecho de que su terminación coincida con la llegada de la Semana Santa es también un motivo añadido de alegría y satisfacción para los hermanos de esta cofradía del municipio del Bajo Guadalquivir.
