Tener respuesta para todo no le ha servido a Mariano Cristian Beade para librarse de una condena de 21 años y medio de cárcel asfixiar hasta la muerte a su exnovia, la profesora gaditana Sara Rubio, en la habitación que compartieron en la calle Enamorados de Bellavista durante el puente del Pilar de 2007.
El argentino, que logró volar a Sudamérica antes de que la familia de la chica encontrara el cadáver y permaneció huido año y medio , deberá pagar 100.000 euros a los padres de la joven, una cifra superior al baremo que el juez ha estimado por la crueldad con la que mató a su exnovia, a la que llegó a arrojar dinero encima como signo de desprecio.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, condena a Beade a 20 años de prisión por asesinato con la agravante de parentesco. La Audiencia considera que "las especiales circunstancias que concurrieron en la muerte dejan ver un grado de cobardía, frialdad, brutalidad y desprecio del acusado hacia la persona con quien había mantenido una relación sentimental que revelan un grado de peligrosidad que justifica la imposición de la pena máxima".
También le impone año y medio por un delito de robo de uso de vehículo a motor, ya que usó el coche de la fallecida para escapar a Madrid, donde cogió un avión. Asimismo, deberá pagar una multa de 300 euros por sendas faltas de daños y hurto por haberse llevado también dos teléfonos móviles de la víctima, y una indemnización de 376,31 euros por destrozar el ordenador de la joven, al parecer tras descubrir que mantenía contacto con otro chico a través de internet.
Beade tendrá que cumplir otra condena de tres años por una agresión anterior a otra de sus parejas, un delito por el que tendría que haber estado en prisión el día que mató a la profesora . El joven pasó año y medio huido hasta ser detenido en su país natal, donde estuvo otro año y medio en prisión hasta que fue extraditado a España para ser enjuiciado.
El jurado popular que lo enjuició declaró culpable por unanimidad a Beade por "haber dado muerte de forma intencionada y con sus facultades plenas" a Sara Rubio, "impidiéndole cualquier tipo de defensa al encontrarse dormida o semidormida, por motivos relacionados con la relación de pareja" que mantuvieron durante dos años, aunque de forma intermitente.
La sentencia recoge que Beade había viajado a Sevilla para intentar retomar la relación, aunque él lo negó en el juicio, en el que trató de justificar cada uno de sus actos. Llegó a decir que la víctima murió al golpearse la cabeza al caerse de la cama. La joven murió asfixiada por sofocación y estrangulamiento y sufrió la fractura de dos vértebras cervicales y de la médula, después de que el condenado la agrediera "de forma reiterada en la parte izquierda de la cara". '
