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Condenan a un exjefe antidroga de Cádiz a doce años de cárcel por tráficar

La Audiencia cree que utilizó a un traficante para ‘colocar’ droga a personas que luego detenía

el 18 jul 2012 / 20:55 h.

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La sede de la Comisaría de la Policía Nacional en Cádiz. / efe

"Simular intervenciones policiales con éxito", ése era el objetivo del que fuera jefe del Grupo II de la Udyco (unidad antidroga) de la Policía Nacional en Cádiz, V. R. R., que ha sido condenado a doce años de prisión por un delito de tráfico de drogas y otro de falsedad documental por la Audiencia Provincial de Cádiz. Otro agente, que estaba bajo su mando, ha quedado absuelto, al quedar acreditado que desconocía la forma de actuar de su jefe.
Según la sentencia, a la que tuvo acceso este periódico, el acusado "casi desde el principio de ejercer la jefatura del grupo trabó contacto" con el narcotraficante, que los magistrados denominan testigo protegido, para que le proporcionara "información sobre personas que se dedicaban al tráfico de droga y para propiciar la detención de personas para simular intervenciones policiales con éxito". Para ello, el acusado "le decía al testigo lo que tenía que comprar para después venderlo" a las personas que le indicaba y que luego procedía a detenerlas, cogiéndolas in fraganti con la droga. En el tiempo que colaboraron, el acusado "no permitió que el testigo se dedicara al tráfico de droga como forma de ganarse la vida".

Los magistrados detallan algunas actuaciones como una de marzo de 2006 en un bar de Cádiz en el que el policía "sospechaba" que se vendía hachís. "Para asegurarse de que en la entrada del bar que estaba planeando apareciera hachís", le dijo al testigo que pusiera 17,418 gramos de esta sustancia en el baño del local. En la operación se le intervino al dueño más hachís, pero aún así se hizo constar que "tras las gestiones pertinentes" tuvieron conocimiento que tenía la droga "escondida en el baño y que la retiraba según la iba vendiendo". La sentencia detalla tres casos más, todos en 2006, en los que el procesado le solicitó al testigo que comprara hachís o cocaína para luego venderla a otros consumidores, a los que él detuvo tras comprar la droga. Algunos incluso fueron después condenados.

Una de estas operaciones incluso se hizo en el hospital Puerta del Mar, donde estuvo ingresado el testigo. V.R.R. le llamó diciéndole que "necesitaba carne fresca". El compinche llamó a un narco para que le llevara papelinas de cocaína al centro hospitalario, donde fue detenido.

La sentencia, que rechaza las cuestiones planteadas por el policía por irregularidades en el proceso, concluye que la intención del acusado era "la de provocar que el testigo protegido cometiera delitos contra la salud pública de los que él era responsable". Por ello, le condena por tráfico de droga y falsedad documental, imponiéndole además una multa de 9.860 euros e inhabilitación durante cuatro años. Al otro agente le absuelve del delito de falsedad documental por el que le pedían cuatro años y medio de prisión. Su abogado, Manuel Manzaneque, destacó la importancia de esta sentencia, que obligará a revisar las condenas impuestas a las personas que él detenía.

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