Tras la distribución nacional de las ayudas europeas, que en nada satisface a la comunidad andaluza, Elena Víboras tiene por delante un reto no ya urgente, sino vital: la concentración empresarial sobre todo entre las cooperativas en el campo y en su agroindustria. Sirva como ejemplo el vaivén accionarial en la envasadora de aceites Deóleo, propietaria de Carbonell y Koipe. Mientras esta entrevista se hace y escribe, puede estar fraguándose un adiós, España, adiós... Elena Víboras, en uno de los patios del Parlamento andaluz. / PEPO HERRERA Usted acudió a las negociaciones agrarias de Madrid con la estrategia de no perder ni un solo euro para Andalucía. ¿No era arriesgada? En todo el devenir del debate, Andalucía apoyó al ministro Cañete en la cuantía global que le correspondía a España. En la conferencia sectorial de julio, Andalucía mantuvo igual estrategia: ha llegado esa cuantía, la misma, y ahora toca un reparto equitativo y equilibrado entre todas las comunidades. A los dos días de acceder a la Consejería, yo tuve una reunión con el ministro, y él decía que todas y cada una de las comunidades mantendrían la financiación que habían ido adquiriendo. Si éstas eran las bases de partida, si España no perdía dinero ni el resto de las comunidades tampoco, ¿por qué tenía que perder Andalucía? Y máxime siendo Andalucía la principal comunidad agraria Una comunidad cuya producción agrícola es el 35 por ciento de toda la de España. Desde Almería somos la despensa de Europa en frutas y hortalizas; desde Huelva tenemos el 9 por ciento de la cosecha mundial de fresa; desde Granada abastecemos a toda Europa con producciones subtropicales; desde Jaén somos los mayores productores mundiales de aceite de oliva; desde Sevilla estamos compitiendo con el Levante en cítricos y, además, sus arrozales están entre los que poseen los mayores rendimientos por hectárea del mundo; desde Málaga no son menos importantes las producciones subtropicales y las agroindustriales; desde Córdoba hablamos de cítricos y de ganaderías El ministro lo admite: tenemos de todo y, además, somos punteros en I+D agraria y en formación para nuestros agricultores y ganaderos Si todo ha sido reconocido por los sucesivos ministros, e incluso por él mismo en su anterior etapa como ministro, ¿quién iba a pensar en un reparto no serio, no riguroso sino arbitrario? No quiero que me traten mejor que a nadie, sí en igualdad de condiciones, y eso significa que Andalucía no podía perder ni un solo euro. ¿En el proceso, dónde nos hemos perdido? Con Luis Planas el apoyo era incondicional y ahora se han vuelto las tornas contra Andalucía. Mi compañero Luis Planas hizo el trabajo que tenía que hacer hasta el 24 de julio, en aquella conferencia sectorial. Se conocía el dinero que llegó a Madrid, el mismo, y había que repartirlo de forma equilibrada, con un modelo y unos datos coherentes. Hasta aquí, Planas. El modelo con el que ahora se ha repartido no se conoce, los criterios yo no los sé. Los he llamado modelo y criterios Cañete porque el ministro ha hecho y repartido como ha querido. Simplemente no existen. Ha cogido dinero (el de Andalucía) y lo ha trasladado a otras comunidades. Y como consejera de Andalucía tengo que denunciar tal arbitrariedad, este maltrato a Andalucía. ¿No hubo acercamiento? En ningún momento. Una semana antes hablé con él, le dije que quería llegar al acuerdo desde el consenso y desde el reparto justo y equilibrado. Nosotros acudíamos con trabajos técnicos de todo tipo y él, al menos a mí, nunca me dio un solo dato. Claro, sí hubo acuerdos con el resto de las comunidades con las que se reunía aparte de Andalucía. No ha sido justo, sí justiciero a costa de Andalucía. El modelo Cañete, ¿a qué tipo de agricultor beneficia? Hasta ahora, a todos aquellos perceptores de ayudas directas de menos de 5.000 euros anuales no se les aplicaba la modulación, ni el rebasamiento, ni el coeficiente disciplinario. Ahora sí, y de manera lineal. Sólo en modulación, a esos 207.572 agricultores andaluces les supondrá por primera vez una pérdida de, en principio, el 8,64. Podría haberlos dejado fuera del recorte, y no lo hizo. ¿Y qué hizo en cambio? Beneficiar claramente a los más pudientes y potentes, bajando el umbral mínimo a 300 euros (pedíamos 100) y negándose a fijar un límite a partir de 300.000 euros. Yo creo que quien cobre esta cuantía, no necesitaría más ayudas. El diagnóstico es sencillo: Cañete ha apoyado a los que más tienen, a los más potentes. Estoy de acuerdo en que las ayudas de la PAC son para ayudar al conjunto del sector agrícola, pero dentro de éste, hay que distribuir de forma adecuada. Parece que volvemos a la vieja visión de agricultor rico y agricultor pobre, del terrateniente y No me gusta, de verdad, hablar en tales términos. Tengo una visión global de la agricultura y, de hecho, el agricultor se siente cada vez más orgulloso de qué es. Socialmente el concepto está cambiando, sí, pero también es verdad que la equidad no es dar a todo el mundo por igual sino repartir de manera equitativa. Si el Estado tenía en sus manos, como así le otorgó capacidad la Unión Europea, flexibilizar el reparto de ayudas, ¿por qué no intentar con una pequeña cuantía realizar una discriminación positiva para que a los pequeños agricultores no les afectara ni la modulación, ni la disciplina ni el rebasamiento? De veras ¿había necesidad? No entro en el debate de rico o pobre, sí en el de la equidad, el equilibrio, la sensibilidad para tener en cuenta a los pequeños. Cañete no nos ha hecho caso. Y no se puede ser tan insensible. Palabras textuales del ministro. ¿Para qué quiere Andalucía más dinero para desarrollo rural si aún no ha gestionado 800 millones y Bruselas se lo ha recriminado? Está excesivamente suelto de verbo el señor ministro. Ése es un argumento de perdedores. Pues yo le voy a explicar. La Unión Europea siempre plantea para los fondos de desarrollo rural la fórmula del ene más dos, es decir, el año en curso más otros dos. Por tanto, el dinero andaluz cabe gastarlo hasta 2015. Si a día de hoy no se ha gastado toda la cuantía, que no son 800 millones, como él dice, sino 600, ¿por qué nos lo recrimina? Siempre hemos cumplido ese ene más dos. Le diré más: el ministro no dice, se calla, que tres comunidades a las que ha mantenido o aumentado los fondos de desarrollo rural con el argumento de su buena gestión, Valencia, Extremadura y Castilla-La Mancha, ¡han tenido que devolver dinero (no ejecutado), en algún caso por encima de los 70 millones de euros! No, señor ministro, sus dardos están confundiendo la diana. Andalucía no se merece lo que ha dicho. Dice también Cañete que Zapatero benefició en exceso a Andalucía en los fondos de desarrollo rural En el último reparto se tuvieron en cuenta criterios objetivos: dispersión de la población, población rural, número de pueblos, nivel de paro... Con esos criterios puestos sobre la mesa, Andalucía, sí, aumentaba los fondos, como también Extremadura o Castilla-La Mancha. Curioso es que ahora solo Andalucía pierda. A todo esto, las relaciones con Cañete, ¿bien? Es un torero, en el buen sentido de la palabra. Como tal, es abierto y con carácter agradable, pero sabe ser tajante, y lo ha demostrado. De forma agradable me estuvo toreando, yo ya veía por dónde me dirigía el capote: nos quería engañar, engañar a Andalucía. Tuvo incluso el atrevimiento de decir aquí que yo mentía, y quien mentía era él y lo sabía. Me engañó e intentaré que no lo vuelva a hacer. Usted que es médico. Hágame un diagnóstico del campo andaluz. En cinco meses (como consejera) he recorrido Andalucía de norte a sur, de este a oeste. Me he pateado todas las provincias. Mi nota para el conjunto del campo: un notable. Sin embargo, hay que avanzar en concentración. En los últimos veinte años, hemos modernizado nuestra agricultura, hemos mimado sus producciones, hemos tenido sensibilidad hacia la obtención de la máxima calidad, hemos desarrollado una gran labor de investigación a través del Ifapa... Somos grandes, sí, en cantidad y en diversidad, pero nuestra debilidad está en la concentración porque tenemos que competir, competir y competir, y que las empresas de aquí hablen de igual a igual con quienes comercializan sus producciones. Y, por supuesto, queda aún mucho camino por recorrer en la agroindustria para que la transformación se realice aquí y, en consecuencia, ese valor añadido se quede también aquí. Ese discurso se repite desde años o décadas ha... ¿Y qué estrategia concreta se desarrollará? Se repite y se repite, sí, pero como la lluvia fina va calando. Dentro de los programas de desarrollo rural habrá líneas de trabajo muy claras y definitivas. Estamos hablando de incentivos y asesoramiento. Y ya que hablamos de concentración. ¿Qué pasará con el grupo Deoleo, la envasadora propietaria de Carbonell? ¿No es hora de articular una oferta andaluza para evitar que quede en manos foráneas? Estoy totalmente de acuerdo con usted. Yo espero que Deoleo se quede aquí, y que nos unamos para que en el aceite de oliva marca Andalucía y la marca España podamos llevarla a todos los sitios. Espero que al final (lo de Deóleo) salga bien. ¿Pero desde la Consejería de Agricultura que usted dirige se está concibiendo o animando algún movimiento para aglutinar a quienes son grandes en el aceite de oliva y que puedan afrontar así una oferta conjunta por Deóleo? Hemos hablado con ellos de nuestra línea de trabajo: crear una cooperativa potente. No podemos estar tan atomizados. ¡Hay 828 almazaras que venden aceite! ¿Usted cree que así hay capacidad para pelear el precio con las distribuidoras y los lineales. Necesitamos una cooperativa, una sociedad potente, y espero que sea andaluza. No solamente estamos hablando de aceite, también de otros sectores como las frutas y hortalizas. Pondré toda mi tozudez y mi perseverancia para que el campo esté potente y no atomizado. ¿Cómo vería una fusión plena de las organizaciones agrarias COAG y UPA de Andalucía? Bien. COAG y UPA tienen el mismo denominador común: la defensa del pequeño agricultor, el más débil, el que habitualmente tiene menos canales para defender sus intereses. Cuanto más potente sea una organización agraria, en este caso COAG y UPA juntas, mejor para el pequeño agricultor. Y un contrapeso a Asaja... Asaja está muy bien organizada y considero que cada una tiene un camino distinto. Yo soy muy respetuosa con todas las organizaciones agrarias, pero sí, vería bien esa fusión de la que usted me habla. ¿Qué pasará al final con las tierras públicas del IARA que no se lograron vender? Estamos ya en un nuevo tiempo: el Observatorio de Tierras del que habló la presidenta (Susana Díaz). Y por cierto, ese banco de tierras del que hablan los compañeros de Izquierda Unida en el Gobierno no forma parte del acuerdo tácito que se firmó entre PSOE e IU, en absoluto. Queremos un diagnóstico de la situación de todas las tierras propiedad de la Junta de Andalucía, hacerlo desde el punto de vista agrario, social, patrimonial y forestal. El objetivo: un planeamiento viable, social, fructífero, eficiente y eficaz para cultivarlas en las mejores condiciones. A ver, ¿estamos hablando de cesiones a colonos, de venta, de seguir igual...? Estamos hablándolo con IU. Creemos que lo social es importante, aunque la eficiencia, también.