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Congreso del PSOE

Terminó hace unos días el congreso del PP y hoy es el día en el que se clausura el congreso del PSOE. Los dos grandes partidos que articulan el pensamiento político español.

el 15 sep 2009 / 07:27 h.

Terminó hace unos días el congreso del PP y hoy es el día en el que se clausura el congreso del PSOE. Los dos grandes partidos que articulan el pensamiento político español. En el momento de escribir estas líneas no conozco el desenlace del congreso socialista por lo que realizo una aproximación al mismo antes de que se celebre.

Un congreso del PSOE en el que todos estén de acuerdo en todo es un congreso perdido; no es posible que más de mil delegados, representantes del conjunto de la militancia socialista y procedentes de distintos territorios, con diferentes vivencias personales y políticas, entiendan el programa político del PSOE unánimemente. No puede ser igual la visión de la estructura del Estado de un socialista catalán que la de un andaluz, como no es la misma la contemplación del fenómeno inmigratorio de un madrileño que la de un extremeño. No debe preocupar la discusión entre quienes ven el proyecto socialista desde perspectivas diferentes; al final, los principios comunes permitirán elaborar un proyecto programático en el que todos se sientan representados y reconocidos.

SÍ es preocupante que la pluralidad que un proyecto socialista exige, salga tambaleante de este congreso. No tiene mayor importancia para el futuro del PSOE, y menos para el futuro de España, quienes se van, quienes se quedan y quienes entran en los órganos de dirección del partido socialista. Al parecer, el Secretario General electo, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene la intención de impedir que en su dirección se ubiquen los Secretarios Generales territoriales. Puesto que esos secretarios generales suelen ser los cabezas de delegación de las respectivas federaciones territoriales, la primera lectura que se puede hacer de esta decisión es que, de facto, el cargo de secretario de una federación es incompatible con ser miembro de la dirección del PSOE, cosa que no contemplan los Estatutos de ese partido. Los secretarios territoriales son los jefes de sus respectivas delegaciones por lo que si ellos no están en la nueva Comisión Ejecutiva Federal, estarán personas de su confianza, ya que cualquier dirección socialista siempre tuvo en cuenta criterios territoriales a la hora de elaborarla. Se supone que los secretarios territoriales son los líderes de las federaciones territoriales, es decir lo mejor que tiene cada federación.

Prescindir de todos ellos para la dirección nacional es prescindir de lo mejor de cada territorio para que integren la dirección socialista. Su lugar será ocupado por personas de segundo nivel, con menos capacidad política teóricamente y, en consecuencia, el Secretario General Federal se sentirá más cómodo por no tener en el seno de su dirección a personas con fuerza política propia y sustituirlos por militantes con peso político delegado.

Cualquier secretario territorial que se precie, deseará no formar parte de la dirección federal socialista; estar en ella te liga democráticamente a las decisiones que esa dirección adopte por unanimidad o por mayoría. Fuera de la dirección federal, cada secretario general territorial dispone de un margen de maniobra que le permite articular un proyecto regional con peculiaridades propias, más difícil de articular si semanalmente tienes que ayudar a conformar el proyecto nacional.

Lo mejor para ellos es no estar; lo mejor para la dirección federal es no excluirlos porque el PSOE es un partido lo suficientemente importante para el futuro de nuestro país como para que de la dirección federal se ocupen militantes sin apenas experiencia o sin criterio suficiente para discutir con el Secretario General las decisiones que su gobierno piense adoptar, cuando esas decisiones sean como mínimo controvertidas desde la perspectiva socialdemócrata. De todas maneras, lo importante no es saber quiénes salen de la dirección o quiénes no llegan a ella, lo trascendente es conocer por qué salen, por qué no llegan, cómo salen los que salen y quienes los echan. La tragedia sería que quienes no estén se vayan víctimas del cainismo o de los Brutos de turno que, en el PSOE, como en todo colectivo humano, haberlos haylos.

Recuerdo que cuando manifesté mi estupor por la falta de militancia socialista de destacadas personalidades gubernamentales o parlamentarias, algún periodista, mas papista que el papa, se me tiró a la yugular, argumentando que mi propuesta era como impedir la entrada en el Bernabéu a todo aficionado que no fuera socio del Real Madrid. La comparación era absurda porque cualquiera puede entrar en un campo de fútbol sin ser socio del equipo correspondiente, pero no hay duda de que para ser miembro de la junta directiva del Real Madrid hay que ser socio y a poder ser con una acreditada antigüedad y solvencia que permita conducir la nave del viejo equipo desde la experiencia, la sensatez y el rigor.

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