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Conmoción en Triana tras el asesinato del dueño de un bar del barrio

Su mujer se extrañó de que no hubiera vuelto a casa por la noche y fue a buscarlo a su bar, pero estaba cerrado por dentro, aunque con las luces encendidas. Cuando la Policía Nacional logró entrar encontró a la víctima, un ciudadano chino de 34 años, degollado en el cuarto de baño.

el 15 sep 2009 / 05:23 h.

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Su mujer se extrañó de que no hubiera vuelto a casa por la noche y fue a buscarlo a su bar, pero estaba cerrado por dentro, aunque con las luces encendidas. Cuando la Policía Nacional logró entrar encontró a la víctima, un ciudadano chino de 34 años, degollado en el cuarto de baño. El local estaba revuelto y faltaban dinero y algunos objetos.

La Policía Científica y el Grupo de Homicidios estuvieron toda la mañana intentando extraer huellas dactilares y otros indicios del interior del bar cafetería La Pará, en la calle Rafael Belmonte 4, casi en la esquina con la Ronda de Triana. El arma no se ha encontrado. La esposa del fallecido permaneció allí hasta las dos de la tarde, cuando unos amigos de la pareja la llevaron a la Jefatura de Policía para prestar declaración. "Ha sido horroroso", acertó a decir la mujer, antes de ponerse a llorar, cuando se topó con periodistas al salir del bar en el que también trabajaba ella.

El local estaba muy revuelto, con la caja registradora abierta, y faltaban el dinero de la recaudación y algunos objetos, según confirmaron fuentes policiales, por lo que se baraja el robo como un posible motivo del suceso. Los amigos que acompañaban a la mujer de la víctima precisaron que se echaron de menos un ordenador y una televisión de plasma.

Pero la violencia de la agresión -el hombre recibió un navajazo en el cuello- y el extraño lugar en el que fue encontrado, dentro del cuarto de baño, hacen que no se descarten otros motivos para el crimen, incluso que pudiera haber estado planeado de antemano. Fuentes policiales confirmaron que se investigan ambas opciones, sin descartar ninguna otra, aunque fueron reacias a facilitar otros datos que pudieran entorpecer su labor en un caso que parece tener aristas y que apenas se ha empezado a indagar.

Los amigos de la pareja aseguraron que la esposa de la víctima, María, de nacionalidad rumana, había hablado por teléfono pasada la medianoche con su marido, Jim, ciudadano chino asentado en España hacía varios años, como ella. El hombre le dijo que ya estaba cerrando, pero no regresó. Al parecer, fue ya por la mañana cuando la mujer decidió ir a buscarlo y encontró el bar cerrado pero con las persianas sin echar y las luces encendidas, por lo que decidió llamar al 112, a las 8.20 horas. La Policía Nacional, con ayuda de los Bomberos, forzó la puerta y encontró el cadáver del hombre y el bar revuelto. Había veladores fuera, lo que indica que el hombre no llegó a cerrar, sino que fue asaltado mientras recogía.

Muchos de los que pasaban ante la puerta se paraban a preguntar porque conocían a Jim de desayunar en la cafetería que regentaba desde hacía seis meses, y a la que no le había cambiado ni el nombre ni su apariencia de bar tradicional sevillano.

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