Ante el reciente episodio del asesinato de Marta, parte de la población solicita un recrudecimiento que llegue hasta la cadena perpetua. Dejando a un lado que la desesperación y la rabia son emociones humanas muy comprensibles en tales situaciones, ¿sirve el endurecimiento de las penas para prevenir el delito?
Según la OMS, la tasa de homicidio de jóvenes es 12 veces superior en EEUU que en España. Recordemos que el país americano cuenta no sólo con cadena perpetua, sino también con pena de muerte. Estudios internacionales concluyen que las penas especialmente duras no ejercen poder disuasorio. Y sabemos, además, que los delitos que nos suelen conmocionar se cometen en situaciones donde los agresores no toman decisiones considerando argumentos racionales como las consecuencias legales de su acción.
El remedio para el insomnio no es la pastilla, sino corregir lo que a uno le quita el sueño. La cárcel es la pastilla de una sociedad que se ha centrado en el desarrollo tecnológico ignorando los objetivos humanos más urgentes, como lo es seguir vivos. Tenemos conocimiento científico para corregirlo. Sólo faltan valentía política y ciudadanía sabia.
Periodista
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