Economía

Construyendo finanzas

Dos años de crisis dejan en Andalucía medio millón de parados más y un crecimiento económico inferior a la media española. El ladrillo impactó en el negocio de todas las cajas, que en poco tiempo han avanzado tanto en fusiones como en dos décadas. Cajasol y un parto a tres.

el 16 sep 2009 / 06:59 h.

Dos años de crisis dejan en Andalucía medio millón de parados más y un crecimiento económico inferior a la media española. El ladrillo impactó en el negocio de todas las cajas, que en poco tiempo han avanzado tanto en fusiones como en dos décadas. Cajasol y un parto a tres.

Antes incluso de que el ex ministro de Economía Pedro Solbes reconociera la existencia de la crisis y buscara mil circunloquios para tratar de esquivar la evidencia, el hoy presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, entonces consejero del ramo en la comunidad, admitía el mal mayor y todo el Ejecutivo regional se puso a trabajar para complementar las medidas de choque concebidas incluso antes de que diera la cara la enfermedad. De aquello hace tan sólo un año, pero el origen de lo que padecemos hoy hunde su raíz en el estallido de las hipotecas subprime (o basura) en EEUU en agosto de 2007.

Desde entonces, Andalucía ha pasado de crecer por encima de la media nacional y acortar distancias con la Unión Europea (UE) a hacerlo por debajo, dificultándose el proceso de convergencia. Así, el Producto Interior Bruto (PIB) generado por la economía andaluza registró en 2008 un alza real del 1%, inferior a la del año anterior (3,6%) y al promecio estatal (1,2%), si bien fue superior al del la UE (0,8%) y el conjunto de países de la OCDE (un 0,9%).

En el primer trimestre del ejercicio en curso -aún no hay datos para el segundo- la economía andaluza decreció un 3,1% -más que la media española- y acumuló dos trimestres consecutivos en negativo. Para el conjunto de 2009, los servicios de estudios de Unicaja y Cajasol estiman una contracción del 3,9% y 3,1%, respectivamente, aunque la Junta de Andalucía no ha revisado sus cálculos, que hablan de una caída del PIB del 1,6% este año.

En el terreno laboral, el consejero de Empleo, Antonio Fernández, recuerda constantemente que el paro aumenta en Andalucía con menos intensidad respecto al conjunto de España, y que ello obedece a los planes de choque emprendidos por Andalucía "antes que en ninguna otra comunidad", y entre ellos el Proteja (financia obras municipales y actuaciones formativas) y el Memta (facilita la transición de trabajadores afectados por el paro hacia otros sectores con mayor potencial laboral).

Aun así, entre el tercer trimestre de 2007 y el segundo de 2009, esto es, desde los orígenes mismos de la crisis, Andalucía ha pasado de 464.200 parados a casi un millón (998.700), según los datos de la EPA. Durante ese periodo, la población activa de la comunidad se ha incrementado en 238.000 personas, un número inferior al de los desempleados. Léase, se destruye empleo. En estos momentos, uno de cada cuatro andaluces (25,41%) en edad y disposición para trabajar no encuentra trabajo.

Para cerrar el año, los analistas de Unicaja y Cajasol vaticinan una tasa de paro que ronde el 30%, porcentaje que elevaría la cifra de personas sin ocupación a 1,2 millones.

Y es que a lo largo de estos dos años la actualidad ha venido salpicada de cierres de empresas y de expedientes de regulación de empleo, así como de suspensiones de pagos -sólo en el primer semestre de 2009 han sido tantas como en todo 2008-.

el ladrillo. Mientras, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, traducido en auténtica crisis, ha traído como consecuencia cientos de suspensiones de pagos de empresas del sector y auxiliares, con miles de pisos sin terminarse, tajos paralizados y un stock de viviendas sin poder venderse superior a las cien mil. Pero hay otro desenlace colateral, que afecta a las entidades financieras de la comunidad.

En efecto, el negocio de las cajas de ahorros andaluzas se ha visto seriamente resentido por el impacto del ladrillo -el 58,22% de toda su cartera crediticia en 2008 estaba vinculada a la vivienda, vía hipotecas, créditos a promotoras inmobiliarias y préstamos de rehabilitación de pisos-. Por un lado está el aumento de la morosidad entre los clientes particulares. Por el otro, los impagos de los promotores, que han hecho que las entidades se hayan tenido que convertir en inmobiliarias a la fuerza. Y aquí la principal perjudicada ha sido la cordobesa Cajasur.

Pero en el terreno de las finanzas es donde radica la gran novedad de la crisis. El Banco Europeo de Finanzas (BEF, o banco de las cajas) se estrenó justo en vísperas del escándalo de las subprime en EEUU, y aunque sus operaciones de toma de empresas se cuentan con los dedos de una mano, fue el primer paso serio de colaboración entre las cinco entidades andaluzas (Cajasur, Caja de Jaén, Unicaja, Cajasol y Caja de Granada). Además, en plena crisis se dio por cerrada la fusión de Caja San Fernando y El Monte en Cajasol (comenzó en mayo de 2007 y concluyó dos años después). Y ahora llega el tiempo de la gran caja. A tres.

En el último mes se ha avanzado en las fusiones de cajas andaluzas tanto como en casi dos décadas -desde que en 1991 se creara Unicaja-. La crisis ha animado a la malagueña y la jiennense a dar el sí quiero por iniciativa propia, un matrimonio al que se unirá, forzada por la urgencia económica y sus excesos con el ladrillo, la cordobesa. El mapa financiero andaluz, en plena construcción.

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