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Construyendo salud en el Virgen del Rocío

Sando y Casa Márquez culminan el nuevo complejo

el 19 ago 2010 / 18:56 h.

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Vista aéra del nuevo complejo, incluido el IBIS, construido junto al hospital sevillano.

El grupo constructor malagueño Sando y la empresa sevillana Casa Márquez acaban de finalizar una novedosa experiencia de colaboración público-privada de las que siembran cátedra: el nuevo complejo del hospital hispalense Virgen del Rocío, que conforman un hotel de tres estrellas, una guardería, una zona comercial, de ocio y restauración, un aparcamiento subterráneo y, por último, la estrella del proyecto: el Instituto de Biomedicina.

Adjudicado antes de que la crisis económica hiciera acto de presencia, ha requerido 50 millones de euros de inversión total. En el capital de la concesionaria, Sando participa en el 67%, mientras que Casa Márquez posee el porcentaje restante. Esta sociedad aporta el dinero y, a cambio, gestionará el complejo durante los próximos 35 años.

Se trata de un proyecto único en Andalucía, y Roger de Andrés, gerente de la concesionaria y director de Proyectos de la empresa Sando Concesiones, considera que incluso en todo el país. Queda un fleco pendiente en el mismo: la remodelación del Hospital Infantil del Virgen del Rocío, cuyas obras se irán acometiendo en varios años, puesto que han de desarrollarse sin alterar la actividad interna del recinto (serán 11,2 millones de euros).

"Para Sando, este proyecto es un reto, pues supone explotar negocios muy diferentes", comenta Roger de Andrés. Por ejemplo, la constructora nunca había estado en actividades hoteleras y de restauración, pero Casa Márquez sí tiene una amplia experiencia en la materia.

En la primavera pasada, justo con la temporada alta para el turismo de Sevilla, se abrió el hotel Sevilla Palmera, con tres estrellas -como establecía el concurso público, si bien cumple los requisitos para ser un cuatro estrellas- y 96 habitaciones.

Su directora, Alicia Peromingo, explica que todo el diseño del hotel, desde el color hasta la anchura de las puertas pasando por la amplitud de los pasillos, "está pensado para los familiares y pacientes del hospital y quienes los acompañan". Para ellos y para los investigadores, precios especiales.

En funcionamiento están también el aparcamiento subterráneo (mil plazas), la zona comercial (alquilada a la cadena Mercadona), la cafetería y la guardería (con 150 plazas), esta última pensada para los hijos de los empleados del hospital, aunque si no la completan, hay un cupo para los habitantes del barrio, y cedida a la empresa especializada en centros de educación infantil Snoopy.

Y, por último, la sociedad concesionaria acaba de hacer entrega del Instituto de Biomedicina (IBIS), que dirige el prestigioso científico José López Barneo. Se dan los últimos retoques al equipamiento de los laboratorios y oficinas para que sea inaugurado a finales de año. Alrededor de 350 personas trabajarán en él.

Una alianza perfecta para el proyecto

La compañía malagueña Sando es partidaria de la colaboración público-privada para acometer las obras públicas, y el ejemplo del nuevo complejo del hospital Virgen del Rocío, aunque adscrito a la Administración sanitaria, es un ejemplo de ello. En estos momentos, el grupo, propiedad de la familia Sánchez Manzano, despliega su actividad en cinco áreas: construcción, rama inmobiliaria, concesiones, medio ambiente y materiales y suministros. Casa Márquez, por su parte, es una empresa diversificada nacida a partir de las tiendas de suministro de material eléctrico del mismo nombre, y que amplió sus negocios a la restauración, con catering, comedores y cocinas de varios recintos hospitalarios, a la gestión del servicio de telefonía pública y televisores de los hospitales y a la instalación y mantenimiento de equipos y sistemas contra incendios y de seguridad. Por tanto, en la alianza de Sando y Casa Márquez se conjugan la experiencia en construcción de la primera y en servicios hospitalarios de la segunda. El proyecto se adjudicó a finales de 2006, es decir, antes de que hiciera aparición la crisis económica. Ésta ha cambiado la fisonomía de la colaboración público-privada en el ámbito de las infraestructuras, dadas las dificultades que tienen las compañías a la hora de encontrar crédito para construir.

 

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