El Real Madrid se juega su futuro en Liga de Campeones sin su artillero más letal, Van Nistelrooy, en el Santiago Bernabéu, donde luchará contra la Roma, reforzada de moral, y la maldición de octavos que sufre desde hace cuatro años, para remontar la derrota (2-1) del primer duelo.
El Bernabéu acoge una nueva cita con la historia en la competición preferida del madridismo, la Liga de Campeones. Un partido en el que sólo vale la victoria. Una noche en la que la pareja Raúl-Van Nistelrooy queda huérfana por la ausencia del holandés. Un día en el que los antecedentes se olvidan para alcanzar los cuartos.
Es una ronda a la que el Real Madrid no llega desde hace cuatro años. Condicionado en las últimas ediciones por jugar el partido de vuelta fuera de su estadio, Juventus, Arsenal y Bayern fulminaron la ilusión por la ansiada décima Copa de Europa.
Ahora, la plantilla se aferra al poder del Bernabéu en las citas europeas para voltear una eliminatoria ante un rival, la Roma, que presenta buenos números en el coliseo blanco.
El Real Madrid llega sin Van Nistelrooy pero con dos futbolistas clave recuperados. Pepe liderará la zaga y Robinho aportará la fantasía que ha faltado en un mes de febrero para olvidar (cuatro derrotas en cinco partidos). Schuster no podrá contar tampoco con Sergio Ramos. Una baja importante. Torres asumirá el reto. El resto del once se mantendrá, con Gago y Diarra sujetando al equipo para que Guti, Baptista, Robinho y Raúl busquen los goles del triunfo.
La Roma, mientras, llega con la moral alta tras recortar tres puntos en la última jornada de Liga al líder, el Inter. Pero también con la prudencia de saber que viajó el año pasado a Old Trafford para afrontar la vuelta de cuartos tras ganar 2-1 al Manchester y recibió... siete tantos.