El Observatorio para la Convivencia, órgano dependiente de la Consejería de Educación, ha enviado a las universidades andaluzas una propuesta para que el nuevo Magisterio incluya dos asignaturas relativas a la violencia escolar. Los decanos de las ocho facultades andaluzas tienen previsto reunirse hoy en Sevilla para consensuar contenidos comunes de la nueva carrera universitaria. En los últimos años, la violencia escolar ha ido acaparando la preocupación social, con casos que han ocupado las primeras planas, creando un clima de especial sensibilidad por la inclusión del fenómeno de la grabación de las vejaciones y su posterior difusión a través de Internet. Hubo intentos para reformular las reglas y el protocolo de actuación ante estos casos e incluso se endurecieron las sanciones. Más tarde, a demanda del profesorado, se diseñaron cursos de formación dirigidos a maestros de Primaria y profesores de la ESO para fomentar la convivencia y prevenir la violencia. Pero es evidente que la conflictividad en las aulas no tiene visos de remitir por sí sola y que la sensibilidad social que despiertan los casos de agresiones escolares va en aumento. Parece, por tanto, una buena iniciativa el que la universidad dedique asignaturas específicas para los futuros docentes, toda vez que han sido ellos los que han reclamado más formación. Un maestro no sólo debe limitarse a enseñar bien una materia, tiene que ser un profesional de la pedagogía. Y para ello es fundamental que aprenda a comunicarse con un alumnado cada vez más heterogéneo. La violencia escolar no puede quedar como el escándalo social de moda. Si no prospera la creación de asignaturas específicas, habrá que impregnar todo el sistema educativo de forma transversal contra la violencia en las aulas. No basta con castigar. Es necesario y urgente educar a docentes y alumnos en el rechazo al acoso escolar.
