Mientras Javier Arenas dictaba sentencia señalando que a las cajas "les sobra política y falta profesionalidad" su compañera de partido, Esperanza Aguirre, se emplea a fondo en una dura pelea con el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, para que no se consolide en el puesto tratando de retrasar así las elecciones en la entidad. En sus planes figura un mayor control de la caja para lo que ha pensado en el ex secretario general del PP Ángel Acebes y en otras destacadas personalidades, familiares directos de altos cargos populares. Seguramente, cuando Arenas lanzó tan contundente frase no estaba pensando en Aguirre.
Mientras que con sus palabras, implícitamente, cuestiona la presencia de políticos en los órganos de gobierno, asunto que él y su partido aprobaron en su día -precepto, por cierto, del que se benefician a manos llenas-, las cajas acaban de conseguir más depósitos que la banca en el mercado financiero, demostrando, una vez más, que gozan de una mayor confianza de los ciudadanos, a pesar de esa, por lo visto, maldita incrustación de políticos en dichas entidades. Con este simple dato dejan claro que las cajas cuentan con la suficiente profesionalidad, como lo indican, además, con sus resultados anuales.
Contradicciones también entre los socialistas
Mientras los socialistas exhiben un exquisito respeto con la autonomía de Caja Granada y rechazan, con el apoyo del PSOE local, sumarse al proyecto de la gran caja que impulsa Chaves, contemplan en cambio con simpatías la operación que se está fraguando para que Unicaja alcance una fusión con la de Castilla-La Mancha, siempre y cuando las modificaciones legislativas que se pretenden acometer así lo permitan entre cajas de distintas comunidades.
Mientras, oficialmente, dan por buena la convergencia entre la entidad presidida por Braulio Medel y Cajasol, los hay en el seno del socialismos hispalense que observan con claras reticencias tal operación al considerar que pudiéramos estar ante un retroceso y una supeditación a los "intereses orientales". Los hay, incluso, que asumen tal iniciativa, literalmente, en sentido contrario. Piensan que "Sevilla le robaría a Málaga su condición de capitalidad económica de Andalucía." Ahí es nada.
los sindicatos tampoco son la excepción
Mientras un valiente, Francisco Carbonero, secretario general de CCOO de Andalucía, critica abiertamente los localismos que impiden la creación de esa gran caja, en sus propias filas hacen cálculos temerosos de perder la preponderancia que tienen ahora en esas entidades sin fusionar. En el caso de la UGT, el riesgo de difuminarse sería aún mayor.
Mientras desde el Banco de España se alientan las fusiones pero con inteligencia, mesura y discreción, el ruido generado es ya atronador y eso que apenas estamos empezando el camino. ¿Hay alguien que entienda esto?
