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Conventhotel: duerma en la gloria

Acuciadas por la necesidad, las monjas de Santa Rosalía están ampliando el número de sus habitaciones para huéspedes. Alojamiento en pleno centro por sólo 20 euros al día.

el 14 feb 2010 / 19:45 h.

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Las habitaciones individuales salen por 20 euros la noche. Son pequeñitas pero limpias, y cuentan con baño completo incluido.

Hay una curiosa posada en Sevilla donde el sueño es especialmente sagrado. Tiene diez habitaciones -cinco individuales y cinco dobles- y pronto serán más, pero casi siempre están vacías pese a lo inverosímil de encontrar alojamiento en pleno centro por veinte euros la noche. Y más, en un edificio con la categoría monumental A, la misma que la Catedral. Si a esto se añade que entre los últimos inquilinos de este edificio han estado el Cristo de la Vera Cruz y el Señor del Gran Poder, el privilegio de pernoctar en una hospedería de estas características se antoja inalcanzable, aunque no lo sea. El lugar es el Convento de Santa Rosalía, en la calle Cardenal Spínola, esa estrechura de adoquines que une San Lorenzo con la Gavidia. La razón por la que no suele haber huéspedes es muy sencilla: muy poca gente lo sabe.

También debe de tener algo de balneario, porque, por más antiguo que sea el edificio, de allí se sale con diez años menos. En parte es por Mariló, la feligresa del manojo de llaves, la amiga de la casa; un cascabel de fe que, mientras conduce al reportero desde el templo hasta la clausura a base de portones con pestillo y cerradura, le va contando con deliciosa y optimista ternura las necesidades extremas de esta congregación de capuchinas, razón por la que se decidieron a dar posada. Por el camino habla de la falta de amor y de trascendencia, y se fija en los viejos: "¿Cuántos ancianos estorban a sus familiares, y cuántos sitios hay donde, por poner bonita la casa y estar tranquilos, no cabe el abuelo?", para rematar con una frase de las que se horadan el cráneo: "La tranquilidad no es buena; la paz, sí."

En el Convento de Santa Rosalía hay mucha paz y muy poca tranquilidad: varias de sus catorce monjitas son muy, muy mayores pero forman parte de la idea de poner bonita la casa, que en eso están. Tras los pestillos y cerrojos asoma al fin la madre abadesa, Sor María Dolores, que hace de guía por las nobles entrañas de esta mole de 5.500 metros cuadrados que ellas solas tienen al día. Ella atiende personalmente en todo a las hermanas ancianas, se ocupa de las pequeñas reformas y lleva el convento en la cabeza y en los pies, por lo que la tesis de que a las monjas se les hacen muy largos los días tal vez resulte especialmente equivocada en su caso.

Sor María Dolores muestra las nuevas habitaciones, muy modernas, y las que ya existen, antiguas y austeras (pero limpísimas y cada una con su propio baño completo), así como las dependencias comunes a disposición de los huéspedes, como el patinillo, unas salas y una cocina para que se preparen lo que sea, si quieren. "Porque aquí no ponemos comidas", precisa la abadesa. Bastante que comen ellas: "Ayudas no recibimos ninguna. Sólo cinco de nosotras somos españolas, por lo que sólo cinco recibimos una pensión no contributiva; las demás no perciben nada. Es decir, que con dos mil euros tenemos que vivir al mes catorce personas."

Ahora quieren habilitar una casa de oración en el convento con 15.000 euros que no tienen, pero que acabarán teniendo porque la Providencia, que a veces hace de banco de los pobres, puede ser que así lo tenga decidido. Para ayudarla en su designio, las monjitas capuchinas no sólo disponen de los citados aposentos (las individuales, a 20 euros la noche; las dobles, mucho más amplias, a 50); además, han acondicionado una impresionante pieza a modo de gran salón climatizado para ciento diez personas, con acceso directo  a la calle y destinado a conferencias, exposiciones, reuniones de empresa y "ciertas celebraciones", como comuniones ("bodas no, porque terminan tarde, hay música e interfiere con la vida recogida del convento"). Por ochenta euros al día lo alquilan.

El Ritz no es, ni falta que le hace. Aquí el minibar sólo contiene indulgencias; oraciones en favor de quienes, en estos tiempos descreídos, no se avergüencen de ayudar a unas religiosas a cumplir su sueño, ya sea alojándose allí o aportando algún donativo. "Dios es el mejor pagador", había dicho antes Mariló. Tomen nota los inversores.

De utilidad:

Cómo alojarse: Llamando al teléfono 954 383209, de lunes a viernes de 9.30 a 12 y de 17 a 18 horas. Los sábados, sólo por la mañana. Para alquilar el salón de celebraciones, el mismo horario. También tienen apartamentos que alquilan por meses.
Qué es Santa Rosalía: Es un convento que fundaron las monjas capuchinas en 1701 en la actual calle Cardenal Spínola. En 1987 fue declarado monumento histórico.
Cuántas habitaciones hay: diez; cinco de ellas individuales y otras tantas dobles. Ahora están habilitando algunas más, mucho más modernas, que estarán disponibles ya para Semana Santa. 

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