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Cordero simboliza el ingenio en un escuadrón mediocre

Miguel Ángel Cordero Sánchez es un centrocampista dotado de un criterio infinito y una visión capaz de simbolizar el ingenio y la clase en un equipo, el Sevilla Atlético, que camina con paso firme hacia la Segunda División B. El lebrijano fue la única gota de agua potable de un acuífero vetado para el consumo humano.

el 15 sep 2009 / 18:46 h.

Miguel Ángel Cordero Sánchez es un centrocampista dotado de un criterio infinito y una visión capaz de simbolizar el ingenio y la clase en un equipo, el Sevilla Atlético, que camina con paso firme hacia la Segunda División B. El lebrijano fue la única gota de agua potable de un acuífero vetado para el consumo humano. El filial franjirrojo desquicia con su fútbol y, pese a su apuesta atractiva, es el rival ideal para resucitar o firmar candidaturas hacia el ascenso.

En el primer tiempo, el técnico del Xerez, el veleño Esteban Vigo, dispuso un 4-2-3-1 para asumir la posesión del esférico. Moreno y Viqueira, el doble pivote azulino, monopolizaron el peligro con una naturalidad inusual en la categoría. Antoñito, demoledor en el capítulo de las asistencias, y Martí Crespí pudieron inaugurar el electrónico, aunque sus imprecisiones evitaron el prematuro desenlace.

El filial apenas replicó. Los discípulos de Fermín Galeote no firmaron ni un disparo decente ante la meta del alicantino Chema, que resolvió los fútiles conatos franjirrojos con cierta brillantez. Triangulaba con rapidez e insistencia el Xerez cuando Antoñito envió un balón en largo hacia el ariete Mario Bermejo. Marc Valiente no calculó bien y el esférico reposó en los pies del otrora goleador del Almería, que no perdonó, tras driblar a dos zagueros locales, a un Ruyales condenado.

El gol generó impaciencia y excesiva precipitación en el B. Cordero, el único capaz de firmar destellos de calidad y riesgo, no conectó con Ismael, y los flancos de ataque no intervinieron. Y fue de nuevo Antoñito el encargado de ajusticiar a los hispalenses. Momo, vertical y técnico, batió a Ruyales de tiro cruzado y preciso. 0-2 y período de asueto.

Esperanzas. En la segunda mitad, Galeote respondió al panorama con una apuesta decidida. El preparador algabeño optó por un 3-4-2-1 para multiplicar la ambición de sus pupilos. Hugo sustituyó a Dani Salas y el filial mudó su piel oscura por una camuflada para la batalla. Cordero regateó a Mendoza, fintó a Crespí y cedió a Hugo, que anotó el 1-2. El gol propició que el Xerez reculara. Suficiente. El filial, con más fe que ideas, firmó otra derrota. Es el colista, aunque Cordero respira.

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