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Corra si ve el rótulo

Cuando llegó al hospital y vio que le habían cambiado el nombre tuvo un ligero presentimiento. Al adentrarse en la sala de urgencias, esa premonición se confirmó. Lo que aparentemente era simplemente un cambio de rótulos, era la confirmación de graves problemas.

el 15 sep 2009 / 01:38 h.

Cuando llegó al hospital y vio que le habían cambiado el nombre tuvo un ligero presentimiento. Al adentrarse en la sala de urgencias, esa premonición se confirmó. Lo que aparentemente era simplemente un cambio de rótulos, era la confirmación de graves problemas. Sintió la necesidad de hacer una llamada urgente por el teléfono móvil y empezó una ola que ahora ocupa portadas de periódicos. Más de 15 colectivos sociales y un grupo de particulares han emprendido una campaña pública, de impacto nacional, contra un hospital norteamericano. El Hospital infantil Columbus, situado en la ciudad de Columbus del Estado de Ohio, cambió su nombre por el de Hospital de Niños Nationwide, tras recibir una donación de esta compañía aseguradora de 10 millones de dólares. Pero lo que realmente encendió la mecha de las protestas fue cuando el hospital decidió llamar a la sala de urgencias Abercrombie & Fitch, una conocida marca de moda textil, acusada de usar una publicidad donde se recurre a adolescentes y niños escasamente vestidos en vez de a la propia ropa que se pretende vender. Una compañía que aceptó pagar 50 millones de dólares de indemnización, para enterrar una demanda por discriminación racial de minorías en los empleados y en la publicidad. A partir de esta bronca, ha surgido un fuerte debate mediático y ciudadano sobre lo que llaman la creciente comercialización de la cultura americana, donde las marcas dominan pabellones deportivos, parques públicos, autobuses escolares y hospitales.

Una polémica que es la punta del iceberg de problemas más profundos en el sistema de salud norteamericano. Según un informe de la OCDE, Estados Unidos tiene el gasto sanitario más alto del mundo, concretamente con un 53% más que cualquier otra nación de las 30 más desarrolladas. El problema está en que su sistema mixto de financiación, mediante seguros particulares, donaciones empresariales y coberturas estatales, no evita que más de 47 millones de ciudadanos estén sin cobertura, que se sitúe en el nivel 72 en el mundo por la calidad de su sistema sanitario, que ocupe el puesto 42 en la tasa de mortalidad infantil y el 45 en esperanza de vida. Un modelo que ahora se dice en crisis por su imposible viabilidad financiera, dadas las expectativas de aumento progresivo del desempleo y la imparable tasa de crecimiento del gasto sanitario, con un incremento anual medio del 6,7 %.

Una historia que nos traslada a esa clandestina tendencia de algunos gobiernos autonómicos, en nuestro país, a la privatización escalonada de la sanidad. Un debate sobre la cobertura en salud, jubilación o educación, que obliga a escoger entre un sistema universal financiado con los impuestos progresivos de la ciudadanía y un modelo donde lo relevante es la capacidad adquisitiva individual. Por eso, si ve un logotipo, una marca, un rótulo privado en una sala de urgencias, un quirófano o una fachada de un hospital público, corra a manifestarse. Empiezan sus verdaderos problemas.

Abogado

opinion@correoandalucia.es

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