La crisis entre Colombia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua, que durante una semana amenazó con desembocar en un conflicto bélico, se superó con simbólicos apretones de manos de los presidentes, que ahora se comprometen a iniciar un diálogo amistoso para dar una solución política.
Tras los apretones de manos y los abrazos, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó que "América Latina empieza una nueva era donde primarán los principios, la justicia y el derecho internacional, donde nunca más debe primar el poder".
A su regreso a Ecuador desde Santo Domingo, donde se resolvió la crisis entre Quito y Bogotá añadió que "los ecuatorianos pueden dormir tranquilos, nuestros hermanos colombianos pueden dormir tranquilos, los venezolanos, los nicaragüenses, América Latina y el mundo entero [pueden dormir tranquilos]".
La Cumbre del Grupo de Río fue el escenario de la reconciliación. Hubo paz porque el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, pidió disculpas y aseguró que "nunca se producirá un ataque semejante" fuera de su país.
diálogo pacífico. Correa aseguró que "América Latina está feliz, porque se ha resuelto un problema extremadamente grave, muy serio, de manera pacífica, con firmeza, con convicciones, con principios, en una cumbre de presidentes". El presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, fue quién sugirió a Uribe, Correa, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y de Nicaragua, Daniel Ortega, que iniciasen un diálogo amistoso después de una jornada en la que, sobre todo Uribe y Correa, se lanzaron todo tipo de acusaciones.
El motivo fue la incursión del Ejército de Colombia en territorio de Ecuador, sin autorización, el pasado 1 de marzo, un ataque en que murió el portavoz internacional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes, y otros 24 guerrilleros. Quito rompió relaciones diplomáticas con Bogotá, secundado por Caracas y Managua.
El ministro venezolano del Interior, Ramón Rodríguez, destacó también que la situación en la frontera de Venezuela con Colombia "ya está normal" y el Gobierno argentino afirmó que la Cumbre del Grupo de Río, permitió afianzar "la defensa de las soberanías nacionales".
Correo animó a los pueblos de América Latina a buscar "esa gran nación latinoamericana con la que el libertador Simón Bolívar soñó".
Antes de retirarse, Correa, reiteró un llamamiento a las FARC para que procedan a la "liberación inmediata de todos los secuestrados. En este sentido, Fabrice Delloye, ex marido de la rehén Ingrid Betancourt, consideró que la reconciliación podría desbloquear la situación de las personas en manos de la guerrilla -que muestra su disposición a negociar al aportar pruebas de vida de varios de ellos- con ayuda de la comunidad internacional, y en particular de los tres países del grupo de contacto: Francia, España y Suiza.
Delloye recordó la precaria salud de Betancourt y afrimó que "hay que hacer entrar en razón a las FARC, de forma que entiendan que liberando a todos los rehenes, a todos los rehenes civiles, y también a los militares y policías enfermos, pueden recuperar una credibilidad que han perdido".
"Los canales habilitados para poder comunicarse [con las FARC] se tienen que restablecer para abrir espacios de diálogo", reiteró.
