Economía

Cosentino con lazarillo inglés

"La educación debe ser lo primero. Yo, Francisco Martínez-Cosentino, empresario almeriense que en 1992 recibió la Medalla de Oro de Andalucía, me considero un analfabeto por no saber inglés y tener que ir siempre al extranjero acompañado de un lazarillo de Tormes". Toda una declaración de uno de los buques insignia del empresariado andaluz.

el 16 sep 2009 / 02:45 h.

"La educación debe ser lo primero. Yo, Francisco Martínez-Cosentino, empresario almeriense que en 1992 recibió la Medalla de Oro de Andalucía, me considero un analfabeto por no saber inglés y tener que ir siempre al extranjero acompañado de un lazarillo de Tormes". Toda una declaración de uno de los buques insignia del empresariado andaluz.

El presidente del grupo Cosentino -el de las encimeras de cocina de cuarzo Silestone- demandó ayer una mejora del sistema educativo y formativo en Andalucía y una decidida apuesta por la innovación, como ejes centrales del necesario refuerzo de la competitividad de la economía regional y española.

En una conferencia pronunciada en Sevilla en el Foro Innovatec, que organizan Cartuja 93 y Cajasol, Martínez-Cosentino indicó que solamente el convencimiento de que la población debe incrementar su nivel educativo y, por ende, de que hay que afrontar esta urgencia "nos podrá salvar de quedar relegados a un país de segunda fila".

En esta reforma educativa, el directivo -a quien el presidente de Cartuja 93, Isaías Pérez Saldaña, calificó de "buque insignia para el empresariado andaluz"- consideró que un segundo idioma debería ser obligatorio dado el atraso generalizado en el aprendizaje del inglés. "Es terrible que un ingeniero se licencie sin saber inglés, así no se pueden mezclar culturas".

Dentro también del ámbito de la educación, el empresario instó a acabar con la "endogamia y el corporativismo" que existe en el sistema, en especial dentro de las universidades, y que son un gran lastre en el "rumbo fijo hacia la excelencia educativa que debería emprender Andalucía". Al igual que España figura entre los países del mundo con mejores escuelas de negocios (para empresarios y directivos), también debería aportar mayor prestigio internacional a sus universidades.

Sobre la formación profesional, Martínez-Cosentino, quien fue presentado por Antonio García de Castro, director general de la escuela de negocios Instituto Internacional San Telmo, aconsejó a los jóvenes que "no busquen a las empresas que paguen más, sino a las que forman más", cuya labor tutorial, agregó, será fundamental para desarrollar toda la carrera posterior.

Pero el presidente de Cosentino vino sobre todo a hablar de innovación, que es la que, dijo, ha permitido a su compañía ser líder mundial en el negocio de encimeras de cocina hechas con base de cuarzo, con fábricas en varios países, entre ellos EEUU, y exportaciones hacia 52.

"Quien quiera ser cacique de un pueblo es un desgraciado". Su comentario hacía referencia a la endogamia y el corporativismo, que también merma la actividad innovadora, en especial dentro de las universidades, pues lo que se cuece en éstas "debería salir a la calle". Léase, una mayor vinculación entre instituciones universitarias y empresas para que sea una investigación con aplicación práctica, y mayor cercanía entre educación y empresa.

Francisco Martínez-Cosentino dejó claro que la innovación ha de ser la base de la competitividad. "En Cosentino no paramos de hacer cosas, tenemos 20 personas permanentemente investigando", relató. Eso sí, matizó, la innovación "hay que desmitificarla", pues no pertenece en exclusiva a las grandes empresas. De hecho, Cosetino era aún pequeña cuando, allá por 1989, creó el revolucionario Silestone.

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