La denuncia que reveló al pueblo que el altar ya no existía, presentada por José Manuel Caro Cortines, con fecha del pasado 10 de junio, ha provocado diferentes reacciones en las tres instituciones a donde fue dirigida. En la Delegación Provincial de Cultura se han limitado a tomar nota y a informar de que, al no tratarse de un BIC (Bien de Interés Cultural) de la Junta, no son competentes.
En la Vicaría de la zona Este, el asunto fue trasladado a la Comisión de Patrimonio del Arzobispado, según explicó el vicario, Diego Pérez, quien además quitó hierro al asunto al asegurar que "parece ser que se trata de un retablo de poco valor" y que en la "Archidiócesis no van a poner problemas".
En el Ayuntamiento , por su parte, cuyos dos últimos planeamientos urbanísticos (PGOU) -desde 1985- protegen la capilla con la máxima categoría -Integral A-, se han limitado hasta el momento a recibir la documentación que la cofradía ha encontrado, repentinamente, esta semana: una orden de ejecución de obras del año 2008, que no se han emprendido hasta principios de este año para arreglar la cubierta, que se calaba.
El hermano mayor, José Muñoz, que en la visita del arquitecto municipal al templo el pasado día 13 tuvo que sufrir su reprimenda sin poder aportar licencia alguna, ni la del Arzobispado como propietario eclesiástico ni la del Ayuntamiento como responsable civil, apareció este miércoles en la Concejalía de Urbanismo con una orden de ejecución de obras de hace tres años para justificar el desmontaje del retablo.
Además, ha solicitado ahora una licencia de obras. Fuentes de Alcaldía han asegurado a este periódico que "estudiarán" esta "documentación" pero se ratifican en las palabras del alcalde, Juan Manuel Valle (IP-IU), de que "se depurarán responsabilidades porque no se trata del patrimonio de una hermandad sino del de todos los palaciegos".
En la hermandad aseguran haber actuado correctamente y anuncian una rueda de prensa "aclaratoria" una vez que miembros de la Comisión de Patrimonio del Arzobispado visiten la capilla -cerrada a cal y canto por orden municipal-, como vienen esperando desde la semana pasada. De momento, el máximo responsable del templo y del referido retablo dieciochesco, el párroco José María Guzmán Sánchez de Alva, fue brevísimo ante la demanda de información por parte de este periódico: "El Arzobispado está informado de lo que hace la hermandad y yo no voy a decir nada del tema". Y colgó el teléfono.
El denunciante, José Manuel Caro, ha afirmado que llegará "hasta donde haga falta porque me duele el patrimonio de mi pueblo y porque este retablo y su Virgen eran la debilidad de mi bisabuela".
Entretanto, ha surgido una "iniciativa popular y cívica" con un Manifiesto por la restitución del retablo del altar mayor de Nuestra de la Aurora que ya circula por internet y las redes sociales y que pretende llevar el asunto al pleno municipal una vez consiga suficientes apoyos.
El texto del manifiesto, que habla de "injustificada alteración del conjunto religioso, cultural e histórico del templo" respondiendo "a intereses particulares de la institución usufructuaria que suponen un grave quebranto de los valores colectivos de este capilla como patrimonio de todos", se dispone para su firma en instituciones y comercios de todo el pueblo.
