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Crisis de confianza

La comparecencia del Presidente de Lehman Brothers ante el Congreso norteamericano fue demoledora. El financiero ha acabado con un banco centenario y con los ahorros de muchos ciudadanos, poniendo en peligro, literalmente, el sistema en USA y, de paso, en medio mundo.

el 15 sep 2009 / 16:30 h.

La comparecencia del Presidente de Lehman Brothers ante el Congreso norteamericano fue demoledora. El financiero ha acabado con un banco centenario y con los ahorros de muchos ciudadanos, poniendo en peligro, literalmente, el sistema en USA y, de paso, en medio mundo. Se presenta con un discurso autocomplaciente de esos que empiezan: "asumo todas las responsabilidades bla, bla, bla?" Y cuando pretende salir con la palinodia de la dignidad del honrado comerciante, el presidente de la Comisión proyecta en una gran pantalla el sueldo y demás beneficios del personaje, mas de 500 millones de dólares en siete años. "¿Le parece eso justo?". Le pregunta sin esperar respuesta. Y en ese momento asistimos al derrumbe del tiburón de Wall Street y al triunfo del sistema democrático que exige responsabilidades en nombre de los ciudadanos, víctimas del crack y cuyos impuestos van a pagar el agujero que ha quedado después del bocado de los brockers a la economía mundial.

Cierta candidez, impropia de mi edad, me lleva con frecuencia a creer que la gente tiende a cumplir con su deber sin necesidad de que se les vigile. Estos casos demuestran que la naturaleza humana es frágil y que hay que tener las alarmas siempre encendidas.

Años de doctrina me hicieron pensar que lo primero era el individuo. Pero aceptar esta premisa, en sí razonable, te lleva sin darte cuenta a creer en todo lo demás. Y acabas defendiendo los abusos del mercado y, a renglón seguido, aparece como el liquen, el latrocinio de los acomodados en cuyas manos están ingentes cantidades de dinero.

Los Estados, con mayor o menor fortuna, están saliendo al salvamento de los bancos para que los ahorradores y depositantes no sufran en exceso una crisis de confianza en la seguridad de sus depósitos y sus ahorros. Es más fácil controlar a los políticos que a los dueños de empresas, bancos y demás tipos de ricos. Y a la larga, son más honrados. No es momento para frivolizar, pero los liberales y epígonos del personalismo doctrinal han perdido el suelo bajo los pies.

Abogado

crosadoc@gmail.com

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