La situación es más que tensa entre la Consejería de Cultura y la directora del Ballet Flamenco de Andalucía, la bailaora Cristina Hoyos. Según fuentes cercanas a la artista, "Cristina está muy desasosegada y con mucha incertidumbre por las noticias que desde Navidad vienen saliendo en los medios de comunicación, que dan por hecho su salida del Ballet cuando, a día de hoy, el consejero de Cultura, Paulino Plata, ni siquiera se ha visto con ella para explicarle el supuesto cambio de modelo o la profunda reflexión que están acometiendo en torno al Ballet".
En efecto, como ya publicó El Correo, en diciembre la Empresa Pública de la Consejería de Cultura no renovó los contratos de la institución, incluidos los de Cristina y su marido; pero como aducen en el Ballet, "ha sido una práctica habitual de la Empresa Pública, que después, en los primeros meses de cada año, los reactivaba de nuevo. ¿Por qué este año no va a ser lo mismo?", se preguntan.
No obstante, todo lleva a pensar que no será así. Plata, que ha anunciado reformas pero sin contar cómo las ejecutará, confirmó que se está trabajando en un nuevo modelo para el Ballet Flamenco de Andalucía y que se reuniría en breve con Cristina Hoyos para hacerla partícipe de esta cuestión, que le afecta de lleno. Eso fue después de Reyes, cuando la bailaora estaba en China recogiendo precisamente un premio por quienes la consideran un estandarte mundial representativo del baile flamenco. Después la bailaora regresó y nunca le ha sonado el teléfono. Igual los acontecimientos se precipitarán estos días. Esta mañana, sin ir más lejos, Plata tiene previsto presentar en el Teatro Central el ciclo Flamenco Viene del Sur. La ocasión será propicia para que el consejero no diese más avisos velados y de una vez desgrane qué y cómo va a quedar el Ballet, si como tal o como Compañía Andaluza de Danza, como fue en un principio. Y si Cristina seguirá al frente o si, con la excusa de la crisis, entre otros argumentos, deberá dejarlo. Según algunas fuentes, podría ser incluso que Plata le ofreciese una salida honrosa permitiéndole seguir vinculada al Ballet pero ya con algún cargo de corte honorífico, de forma que su nombre, que pesa mucho internacionalmente, pueda seguir de algún modo ligado a la institución.
Uno de los temas más peliagudos relativos al Ballet y que más fricciones ha provocado en la Consejería de Cultura es la organización del Ballet por parte de Cristina Hoyos como si de un cantón independiente se tratara. Mientras no existió la Agencia del Flamenco, esto tuvo su razón de ser -entre otras cosas, por la pugna que mantenían Alberto Bandrés, entonces en la Empresa Pública, con la bailaora-, pero con Bandrés fuera de Cultura y la Agencia en funcionamiento, no era algo lógico.
Fuentes cercanas a Hoyos admiten que esto no tiene ya fundamento, y señalan que la priopia Cristina así lo entiende, por lo que el camino parece allanado, con o sin Hoyos, para que el Ballet dependa ya de la Agencia, que es la que marca las políticas en materia de flamenco.
