The Police Officer´s Woman **** Sección oficial. Alemania 2013175 min. Dirección: Philip Gröning Intérpretes:Alexandra Finder, David Zimmerschied, Pia Kleemann, Chiara Kleemann
El milagro del cine que una vez más crece como arte José Serrano Rodríguez El reputado documentalista alemán Philip Gröning, es el director de la conocida y aclamada El Gran Silencio (2005),una película austera en la que se nos mostraba por primera vez el día a día dentro del Grande Chartreuse el monasterio de referencia en los Alpes franceses de la legendaria orden de los Cartujos. Un trabajo reconocido a nivel mundial porque a través de su insólita propuesta engrandecía la narración construyendo un personal discurso creativo al dejar al margen todo recurso estilístico que no fuera la propia imagen. Ahora en Die Frau des Polizisten nos vuelve a sorprender muy gratamente presentando la oscura historia que envuelve el quehacer cotidiano de una familia de clase media compuesta por una pareja, y su hija pequeña. Dividida en 59 capítulos, la obra se presenta como un complejo puzzle en el que cada una de las piezas es sometida al juicio de quienes las contemplan, forman por sí solas y en su conjunto una estructura sutil, elegante y compleja que invitan en su visionado a realizar un esfuerzo reflexivo para la construcción de nuestro propio relato. El novedoso rigor formal con insólitos movimientos de cámara o los planos imposibles que ya disfrutábamos en su anterior trabajo, se erigen en este otro como un inmejorable vehículo para dar forma a una trama hermética y magníficamente deconstruida. Para conseguir asustarnos, perturbarnos u horrorizarnos basta que los protagonistas canten una popular canción, se sienten en el sofá a jugar un videojuego, esbocen una ligera sonrisa o compartan el baño en una bañera.
What Richard Did *** Las nuevas olas. Irlanda201284 min. Dirección: Lenny Abrahamson Intérpretes:Jack Reynor, Roisin Murphy, Sam Keeley, Gavin Drea, Fionn Walton
Interesante retrato ético de cierta condición social José Serrano Rodríguez 
What Richard Did está basada libremente en la premiada novela del irlandés Kevin Power Bad Day at Blackrock (2008) y sirve a Lenny Abrahamsom, conocido aquí por Garage (2007), para realizar un emotivo drama sobre la juventud. Se trata de una obra eficaz y entretenida a la que se le añade cierta dosis de tensión y misterio. El guión se ambienta en la ciudad de Dublín y gira en torno a un grupo de jóvenes de condición social alta, componentes de un equipo de rugby en el verano tras terminar los estudios. Entre ellos está el joven y carismático deportista Richard, cuya vida cambia irremediablemente tras un episodio violento. La obra se abre mostrándonos las relaciones que se establecen entre el grupo de iguales y la demostración de su estatus social: clase adinerada y elegante que tienen buenos coches y pasa su tiempo libre con salidas y encuentros en casas lujosas de la playa o en sofisticadas fiestas veraniegas. La tensión se produce cuando Richard decide que se ha enamorado de Lara, la novia de Conor, uno de sus compañeros de equipo. Tras el suceso que desencadena la tragedia todo pasará a ser diferente tanto para el protagonista como para cada uno de sus amigos. Bien rodada, igual de bien interpretada por el grupo de jóvenes actores encabezado por Jack Reynor, Abrahamson con esta película nos propone un interesante estudio de esa juventud pudiente y de éxito, destapando sus miedos reales, nada diferentes a los miedos de otros grupos o colectivos de iguales, y yendo más allá y con gran acierto abre algunas puertas para introducirnos en sus miedos morales, estos más cercanos a los de la condición de su clase social que a los propios dge la edad de la que forman parte.
When Evening Falls on Bucharest or Metabolism *
Sección oficial fuera de concurso. Rumanía-Francia 2013 89 min. Dirección: Corneliu PorumboiuIntérpretes: Bogdan Dumitrache, Diana Avramut, Mihaela Sirbu, Alexandru Papadopol
Pedante disertación metafísica Juan José Roldán Como en su anterior película, Policía, adjetivo, exhibida también en este festival, Corneliu Porumboiu utiliza un ritmo narrativo y unos recursos que son un auténtico desafío a la paciencia del espectador, para generar una metáfora sobre una situación política, caso de Policía, o una realidad social y sentimental. Un director de cine y la actriz protagonista de su nueva película, además de ocasional amante, mantienen una serie de encuentros para preparar el rodaje de la misma. En estos interminables encuentros, rodados con cámara fija y encuadre estático, lo que no hace sino potenciar el distanciamiento con un público incapaz de involucrarse en aquello que se le está contando, ambos personajes dialogan sobre cine, en Rumanía o en otros países, con tecnología digital o analógica, así como sobre relaciones entre hombres y mujeres y otras banalidades, dejando entrever dos personalidades distintas que no van a llegar a entenderse. La función deviene insufrible y exasperante, a pesar de que las intenciones son puramente metafísicas, factor que sin embargo no se erige en impedimento para que el realizador observe cierto parecido, francamente inexistente, entre la actriz y Monica Vitti, y por extensión homenajear sin pudor alguno el cine de Antonioni. Una supuesta úlcera que más bien podría ser una gastritis representa el metabolismo de un título tan pretencioso y aburrido como la cinta a la que acompaña. Pura provocación convertida en basura seudoexistencial.
The Selfish Giant ** Sección oficial. Reino Unido 2013 91 min. Dirección: Clio Barnard Intérpretes: Conner Chapman, Shaun Thomas, Sean Gilder, Lorraine Ashbourne
Culpa y responsabilidad Juan José Roldán El gigante egoísta es un cuento de Oscar Wilde de un marcado carácter religioso, por cuanto está protagonizado por un Jesucristo niño. Cuesta trabajo entender qué fue lo que inspiró de este cuento a la cineasta británica Clio Barnard a la hora de trazar el argumento de esta película, rara incursión de la documentalista en la ficción dramática. No obstante sí es fácil distinguir lo mucho que de religiosidad hay en esta cinta que analiza conceptos como responsabilidad (el fracaso escolar en un sistema educativo endeble y complaciente) y culpa, la que siente su protagonista, llamado Arbor en honor al documental que Barnard dirigió en 2010 y que le valió una nominación al Bafta en la categoría de mejor debutante, tras los dramáticos acontecimientos que narra la cinta. No se trata de The Mighty ni de Simon Birch ni guarda moralejas disneynianas, pero como en aquéllas hay una relación entre dos niños que se complementan y en la que uno es claramente dominante, envidioso y manipulador. Con notable sutileza, Barnard, en un estilo estético y narrativo muy similar al de Ken Loach, marca las emociones y sentimientos de un niño irresponsable y canalla en claro contraste con el otro, alter ego amable y generoso. La previsibilidad de una tragedia anunciada y el desequilibrio imperante en el conjunto hace que la culpa, y por extensión la redención, gane la batalla al más interesante y útil concepto de la responsabilidad, con el que la cinta hubiera tenido un mayor valor educativo y esperanzador.
