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Crónica de una mirada cualquiera

el 06 mar 2012 / 21:14 h.

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Padilla saludado por todos.

Encerrada en una foto de hace 84 años hay una preciosa muchacha mirando. Pero no al fotógrafo, sino a usted; a la persona que contempla la imagen. Mientras la mayoría del mazacote humano que hay junto a ella en Sierpes ese Viernes Santo de 1928 se diluye en el riguroso presente, en la niebla del anonimato, entretenidos casi todos en contemplar el paso de la Esperanza de Triana que ese día hacía historia (¿habrá cosa más histórica en Sevilla que la Trianera saliendo por la tarde porque ha llovido en la Madrugá?), ella se gira hacia la cámara, sabe que usted la está observando desde el día de mañana y se inmortaliza regalándole a la posteridad, que en este preciso momento es usted y nadie más, una misteriosa media sonrisa y una mirada que juega al desplante y a la fascinación. Si va al Antiquarium, sortea las ruinas hasta el final y entra en la exposición Semana Santa, 100 fotografías que deberías conocer, verá que es exactamente así.

Es curioso. En ese momento aún faltan ocho años para que estalle la guerra y está por ver si la joven que derrocha semejante desparpajo, tan exquisitamente ataviada ella con su sombrero a la moda, su collar de perlas, sus labios pintados y su rico abrigo de piel como si el mundo acabase ahí, no tendrá entonces que cocer cáscaras de patatas para hacerle un torniquete al hambre o llorar de golpe dos o tres muertes con las rodillas peladas en el paredón de la Macarena o tras leer un telegrama del frente, o si la arrastrará el tranvía de vuelta a casa esa misma noche. Pero sea lo que fuese de ella, el caso es que supo resguardar su ser en la caja fuerte de una mirada que esta fotografía ha hecho inmortal.

Quienes están acostumbrados a buscar historias en la calle, a fijarse en los pequeños detalles de los rostros y los gestos, en las señales menudas de los tiempos para extraer de ellos cosas que contar, saben que lo más importante de las imágenes antiguas de esa exposición organizada por el Ayuntamiento no son los pasos antiguos, sino la gente. Es la gente la que hace que uno se sienta concernido por su propio pasado y la que da la medida del tiempo vivido. Así se aprecia en esa instantánea referida de Juan José Serrano, pero hay una docena más que producen similares efectos, y que tienen la misma cualidad conmovedora. Observe a ese niño que salta sobre un charco en Recaredo al paso de la cofradía de Los Negritos, a los señores que se descubren ante La Sentencia; fíjese en la estética y en el mensaje de esa estampa de las sillas de la Campana, para la que no habría encontrado palabras el mismísimo Mario Puzo después de escribir El padrino.

En su recorrido por esta galería, deténgase en los rostros y en las poses y descubra los signos de desfachatez, de rebeldía, de necedad, de cobardía, de excelencia, de genialidad.Otra fotografía ante la que se puede echar toda la mañana sin pestañear, como dicen que hacen algunos con Las Meninas en El Prado, es la que narra la procesión de la Oración en el Huerto por la calle Feria. La vieja llevando de la mano al nazarenito de Las Cigarreras, el costalero viejo fumando Ideales, el tío del canasto, los operarios fumigando los palcos contra las pulgas. En fin, imágenes con las que queda fehacientemente demostrado que en Sevilla cualquier llanto por el pasado es pura desinformación. Los visitantes, estupefactos y admirados, desembocan al final del recorrido en un libro de visitas, y en él escriben cosas: El fondo musical es horrible (guitarra, y no marchas), Ha estado muy guay la exposición, Una magnífica exposición para comprobar cómo se han cargado Sevilla, Qué bonito y qué bien me lo paso en Sevilla cada vez que vengo... o ese otro más despistado que anota: Es increíble que bajo el centro de Sevilla se hallen tales excavaciones. De la mirada de la muchacha nadie dice nada, seguramente para que nadie más se la apropie. ¿Qué contienen los ojos de esa Gioconda sevillana? Decía el colega americano Henry Mencken: Vive de manera que puedas mirar fijamente a los ojos de cualquiera y mandarlo al diablo. ¿Qué se apuesta a que es eso?

DE UTILIDAD

Qué: Exposición Semana Santa en Sevilla. 100 fotografías que deberías conocer.
Dónde: En el Antiquarium, que es el museo con las ruinas principalmente romanas que aparecieron en las obras de la Encarnación, y que ahora se exhiben en el sótano de las Setas. Para ver la exposición hay que entrar en esas ruinas y llegar hasta la sala que hay al fondo.
Cómo: No solo hay fotos antiguas, sino también muy recientes, desde finales del siglo XIX hasta la época actual.
Cuánto: La entrada es gratuita para los sevillanos.
Cuándo: Esta muestra se podrá visitar hasta el 8 de abril, todos los días sin excepción. De lunes a sábado, el horario de apertura es de 10 a 20 horas. Los domingos y festivos, de 10 a 14 horas.

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