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Cruz y Ortiz muestran su enfado por las obras de Educación

Los arquitectos dicen no asumir los «desperfectos de ejecución»

el 01 oct 2010 / 18:30 h.

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Patio interior del nuevo edificio de Ciencias de la Educación, en Viapol.

A escasos días de que las autoridades académicas inauguren oficialmente la nueva Facultad de Ciencias de la Educación en Viapol, sus autores, los afamados arquitectos sevillanos Cruz y Ortiz emitieron ayer un comunicado duro en el que mostraron su enfado por la ejecución del edificio, sobre la que fueron contundentes: "No nos hacemos responsables de las posibles faltas de calidad constructiva, ya que desde octubre de 2008 no estamos al frente de la dirección de las obras". Y subrayan: "No asumimos, por tanto, posibles rebajas de calidades del proyecto y defectos de ejecución".

 

El desencuentro entre los arquitectos y la constructora Bruesa se remonta al arranque de las obras. La empresa encargó a Cruz y Ortiz desde la redacción del proyecto básico hasta el de ejecución y la dirección de obras. Pero en esta última fase se produjeron "diferencias de criterio" entre ambas partes por, según la versión de los arquitectos, "las importantes rebajas en las calidades y los múltiples fallos de ejecución y acabados". Los arquitectos querían unos acabados que Bruesa no aceptaba. La crisis económica y el pinchazo inmobiliario en España acababan de estallar.

La tirantez acabó rompiendo las relaciones contractuales entre Cruz y Ortiz y la empresa, paralizó la obra durante meses y el escándalo saltó a las páginas de los periódicos. Los arquitectos lograron su objetivo, aunque sólo a medias: la Universidad firmó con ellos un contrato de "asesoramiento estético que afectaría únicamente a determinadas zonas del edificio y con una autoridad siempre limitada". Como asesores han estado vinculados a la Universidad hasta el pasado mes de diciembre.

"En la práctica -continúan los arquitectos- se ha demostrado que este contrato era insuficiente para la buena ejecución del edificio y tan sólo ha permitido mejorar algunos asuntos parciales del exterior de la facultad y de su patio". En este punto, la Hispalense se defiende: "Estamos satisfechos con el trabajo realizado pero en tiempos de austeridad no se podían atender las calidades solicitadas por los arquitectos". Y da un dato: las reclamaciones de Cruz y Ortiz habrían doblado el presupuesto inicial (22 millones de euros). "Hemos atendido todas las peticiones razonables", sentencian fuentes oficiales.

El comunicado de Cruz y Ortiz viene a ensombrecer la inauguración del gran estreno del curso y, como el propio rector Joaquín Luque reconoció en su discurso de apertura hace ahora una semana, de la legislatura, junto con las facultades de Derecho y Ciencias del Trabajo. Los arquitectos -que han vuelto a construir algo en Sevilla después de una década de sequía (el último edificio fue la biblioteca Infanta Elena)- muestran "su satisfacción profesional por haber podido conseguir un diseño adecuado tanto para las necesidades de la facultad como para el entorno de manzanas de viviendas en el que se inserta", pero no es menos cierto que la satisfacción se dice con la boca pequeña, ya que más de la mitad del comunicado remitido a los medios es para criticar todo el proceso y el resultado de las obras.

¿Qué pasará ahora con la sede de Ciudad Jardín?

El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, firmó siendo entonces rector de la Hispalense Miguel Florencio un convenio marco dentro del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en el que, entre otras cosas, se acordaba el traslado de la Facultad de Ciencias de la Educación de su sede de Ciudad Jardín al campus de Viapol.

La operación suponía que el nuevo edificio se construiría en Viapol sin coste para la Universidad, ya que la constructora recibiría en compensación el inmueble de Ciudad Jardín para demolerlo y en su lugar hacer pisos de VPO y de renta libre. Pero cuando se firmó ese convenio, los vientos que soplaban en el sector de la construcción eran favorables.

Ahora, años después de aquella firma y con el sector tiritando por la crisis económica, Bruesa podría no hacerse cargo del edificio. Y esto también afecta a los arquitectos Cruz y Ortiz. Porque el compromiso de la constructora era que fueran ellos los que asumieran el proyecto de ejecución y la dirección de obras de los pisos en Ciudad Jardín. La Universidad ya cerró la antigua Facultad de Ciencias de la Educación y ya sólo le queda hacer el traspaso de la titularidad del mismo a Bruesa. El acto se hará ante notario y la Universidad, aunque no las tiene todas consigo, se muestra confiada en que Bruesa se quede con el solar, tal y como está firmado.

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