Economía

Cruzcampo implantará el ‘frío glacial’ en todos sus bares andaluces

Heineken España lleva ya destinados en Andalucía 25 millones de euros en la renovación del 30% de los equipos de refrigeración de su cerveza.

el 03 jul 2014 / 22:29 h.

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cruzcampo La compañía Heineken España, propietaria de la sevillana marca Cruzcampo, lleva invertidos en Andalucía 25 millones de euros en renovar los equipos de refrigeración de la cerveza que dispensan los bares para servirla aún más fría y, especialmente, para reducir las emisiones de gas medioambientalmente contaminante (dióxido de carbono) y ahorrar energía eléctrica. El objetivo de la empresa es tener el parque completamente nuevo en un plazo de seis años. Se trata de una de las iniciativas que el grupo, con sede social en Sevilla, despliega dentro de su amplia labor de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), cuyo informe anual de 2013 fue ayer presentado en Madrid por el presidente de la cervecera, Richard Weissend. Desde que allá por 2010 arrancara este proyecto, al que se han destinado ya 49 millones de euros en el conjunto del Estado, Heineken ha facilitado los nuevos equipos denominados glaciales –para que se entienda: los tiradores de columna que están cubiertos de hielo, o más bien de blanca nieve– al 30 por ciento de sus clientes andaluces del canal horeca (bares, restaurantes y cafeterías), así como al 80 por ciento de los efímeros botelleros que se colocan para fiestas y eventos. «Por ejemplo: todas las casetas de la Feria de Abril de Sevilla de este año tenían instalados los nuevos equipos», señaló Fernando Lozano, el director de distribución de cerveza de barril de una compañía que presume de comercializar la rubia más fría del mercado. «Andalucía es nuestra área de ventas más estratégica, de ahí el especial énfasis que hemos puesto para acelerar la renovación de equipos». Estamos hablando de 14.500 sistemas nuevos –cifra que equivaldría a bares clientes–en esta comunidad de 36.000 ya implantados en toda España. Tres componentes integran el proyecto Green Cooling de Heineken España. Por un lado, los clásicos botelleros –a modo de baúles donde enfriar los botellines Cruzcampo–. Por otro, el llamado David, un tirador incorporado a una nevera con su propio barril de cerveza dentro, aunque este sistema queda limitado por el volumen de litros. Y, por último, la barra glacial con patente propia de Heineken, que, grosso modo, genera hielo aplicando calor y frío en cada cara de una placa eléctrica, saliendo su cerveza a una temperatura de entre -2 y 0 grados. Pero en semejante búsqueda de la frialdad, de adecuarse a los gustos de unos consumidores españoles que quieren una rubia cuasi helada, nada que ver con la templada de otros países europeos incluso más cerveceros, la propietaria de marcas como Cruzcampo, Amstel o Buckler está inmersa en otra investigación para aislar las conducciones que existen desde el equipo de refrigeración hasta el tirador –en muchos bares hay hasta varios metros de distancia– para así eludir el calentamiento durante el recorrido. Posiblemente a partir de 2015, adelanta Lozano, quien advierte: «Nosotros podemos garantizar fehacientemente que si la columna pone -1 grado, es -1 grado; no todos pueden decir lo mismo…». Junto con el gusto por lo helado, el trasfondo del proyecto –ya realidad– del Green Cooling es medioambiental. «Estos equipos ecoeficentes permiten un ahorro de entre el 15 y el 70 por ciento de la energía consumida respecto al resto de sistemas de refrigeración existentes. En 2013, permitieron un ahorro cercano a los 3 millones de euros en España en factura eléctrica de los bares», sostuvo María Ángeles Rodríguez, directora de RSC de Heineken España. Si seguimos la huella del carbono en toda la cadena de valor de la rubia, desde el campo hasta el cliente, es precisamente en el proceso de refrigeración donde se genera el segundo mayor volumen de emisiones –poquita cantidad en un solo bar, pero hay que multiplicar por 180.000 en el conjunto de España–, tan sólo precedido de la actividad industrial en sí, es decir, en las fábricas (-5,1 por ciento en 2013). Vinculado al medio ambiente está también el compromiso de reducir el agua consumida, algo especialmente importante en Andalucía, donde no son extrañas las sequías. El ahorro en 2013 fue del 1,7 por ciento y –esto es importante– se elaboraron para todas sus plantas en España planes de evaluación de las fuentes hídricas y análisis de los riesgos –de dónde proceden los recursos y cómo impacta el consumo en el entorno natural de cada cuenca hidrográfica– para calibrar sus efectos y abordar iniciativas que los minimicen. Sin abandonar el medio ambiente, la rebaja de emisiones de dióxido de carbono se obtuvo, una vez más, por la reutilización y reciclaje de envases y embalajes, así como en la logística (vayan tres ejemplos: -11 por ciento en kilómetros recorridos, -3 por ciento en la flota de camiones y -3,7 por ciento en emisiones). Menos, además, en electricidad: -1,3 por ciento. «La RSC no es una moda en Heineken España. Forma parte de sus prioridades e implica a toda la cadena de valor. Y con un comportamiento sostenible cuidamos de nuestros recursos, de nuestras personas y de nuestro entorno», comentó Weissend. Y un entorno natural, pero también económico. En este último, destacaron dos compromisos. Uno, el de las compras a los proveedores locales, que absorbieron en 2013 el 92 por ciento de todas las efectuadas por la cervecera. Y dos, la labor de apoyo al emprendimiento concebida desde Sevilla: el programa Talent Age para jóvenes universitarios y la Red INNprende, esta última para impulsar nuevos negocios de hostelería, turismo y agroalimentación. Ambas iniciativas están adscritas a la Fundación Cruzcampo y han suscitado el interés del grupo a nivel internacional.

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