CAMPANADAS DE BODA ***** Lugar:Teatro Lope de Vega 7 de junio. Compañía: La Cubana Idea, Guión y Dirección: Jordi Milán. Intérpretes: Xavi Tena, Toni Torres, María Garrido, Meritxell Duró, Annabel Totusaus, Alexandra González, Babeth Ripoll, Bernart Cot, Montse Amat, Oriol Burés, Àlex Esteve. Romper la cuarta pared, hasta convertir al público en un elemento más de la dramaturgia, es una característica del teatro contemporáneo que La Cubana siempre ha llevado a sus últimas consecuencias. Esta obra es un claro ejemplo. Se trata de una comedia tan delirante como divertida que lleva a cabo un curioso homenaje al teatro. La obra está dividida en dos partes claramente diferenciadas. En la primera la historia transcurre a caballo entre la comedia costumbrista y el vodevill y el público se ve relegado a un simple papel de observador. No obstante, los intérpretes abordan sus personajes desde un trabajo de máscara farsesca que preconiza el giro de la segunda parte, cuando el relato se convierte en una deliciosa locura teatral que implica al espectador hasta hacerle partícipe de forma activa. En ese sentido cabe destacar la genialidad de la dramaturgia y la puesta en escena de Jordi Milán que, partiendo de una situación cotidiana con la que resulta muy fácil identificarse, consigue llevar al espectador a un plano de abstracción imaginario donde prima el torbellino de la fiesta y la locura del teatro. Para ello, Milán recurre a una cuidada y fastuosa producción que, teniendo en cuenta la penosa situación por la que atraviesa el teatro, resulta un soberbio ejercicio de chulería. Y es que, a pesar de la dichosa crisis que hace estragos en el campo de las artes escénicas, esta compañía catalana se permite el lujo de subir a escena a once intérpretes, y no contenta con eso nos regala un audiovisual que emula los musicales de Bollywood con todo lujo de detalles. De esta manera, lo que en un principio parecía ser una comedia ligera sin demasiadas pretensiones, acaba convirtiéndose en un espectáculo teatral de grandes dimensiones del que todos formamos parte. Claro que, en definitiva, se trata de celebrar una boda por todo lo alto. Lo mejor de todo eso es que, aunque el público acaba entregado a la fiesta, como si de una celebración real se tratara, en todo momento tiene la constancia de estar ante una representación teatral que, mediante la libertad que le ofrece el ejercicio del humor, lleva a cabo una crítica soterrada, aunque certera, que no deja títeres con cabeza. La puesta en escena se sirve de una escenografía y un vestuario que elevan el tono farsesco de la obra, al igual que la música, un batiburrillo de temas y canciones populares que los actores y actrices interpretan en directo con absoluta maestría y dominio. Al igual que el trabajo actoral, que desde un tratamiento coral consigue dotar a cada uno de los personajes de una personalidad propia que, curiosamente, cambia según el lugar donde la obra se represente. Y es que, las protagonistas son dos hermanas que regentan un floreciente negocio y, aunque se definen como catalanas, cambian el emplazamiento de su vivienda según la ciudad donde la obra esté siendo representada. Y para dejar esto claro la historia no solo alude continuamente a lugares, locales y chascarrillos típicos de cada sitio, sino que convierte a los personajes de los hijos en nativos de dicho lugar. Así, podría decirse que la compañía se enfrenta a un estreno cada vez que llega a un nuevo teatro. Todo un reto que, a tenor de lo que vimos ayer en nuestro teatro municipal, la compañía supera con creces cumpliendo con el alto grado de expectación que había suscitado.