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Cuando los genios no nacen, se hacen

Dos Hermanas es este fin de semana epicentro del mejor ajedrez con un torneo que lleva ya 14 ediciones. Judith Polgart, gran maestra y fruto de un experimento pedagógico iniciado por sus padres, que se empeñaba en demostrar que los genios no nacen, se hacen, es una de las estrellas del torneo.

el 15 sep 2009 / 03:26 h.

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Dos Hermanas es este fin de semana epicentro del mejor ajedrez con un torneo que lleva ya 14 ediciones. Judith Polgart, gran maestra y fruto, junto con sus hermanas, de un experimento pedagógico iniciado por sus padres, que se empeñaba en demostrar que los genios no nacen, se hacen, es una de las estrellas del torneo.

Susan, Sofía y Judith se criaron en la Hungría comunista, donde sus padres pensaron que la educación era manifiestamente mejorable, además de interpretar que existía una clara discriminación de la mujer desde la infancia. Decidieron cambiar esto y lo hicieron basándose en su afición al ajedrez.

Una parte de su método consistía en que el padre se encerraba en una habitación con Susan, la mayor, lo que provocaba celos en las pequeñas, Sofía y Judith. "Si queréis entrar, tenéis que aprender a jugar al ajedrez", les puntualizaba la madre.

Para minimizar el riesgo de que las tres niñas fueran insociables, la familia abrió las puertas de su casa de par en par a los ajedrecistas de la ciudad, que acudían a menudo para jugar con sus hijas. Pese a que Judith recuerda ahora que con 6 años ya venían adolescentes a enfrentarse a ellas, éstos no eran rivales.

Desde las instituciones se mostraron entonces en desacuerdo con la educación aislada, pero Judith sostiene que el no ver a los compañeros de clase se compensaba "con los viajes y las visitas a otros países y a otras culturas" que las niñas de su edad "no podían permitirse". Los niños del barrio, cuando quedaban con ella, se asombraban si por casualidad comentaba: "Pues la semana que viene me voy a Nueva York, a un campeonato". Pero Judith sonríe con desasosiego recordando que lo que no sabían sus amigos es que en Nueva York había que jugar unas 10 partidas, con la presión y los nervios que eso suponía para una niña.

En 1988 las hermanas salieron a la luz de toda su historia, lo que provocó que Judith, con 12 años, fuera preguntada por miles de periodistas acerca de su educación. "Me preguntaban sobre cosas que para mí eran de lo más normal del mundo, lo había vivido desde niña y a todos les impresionaba mucho", cuenta ahora desde un hotel de Dos Hermanas.

Susan fue años más tarde campeona del mundo de mujeres y hoy se dedica a promover el ajedrez en EEUU. Sofía, tras batir a grandes maestros en torneos de primera fila, decidió no ser profesional, y actualmente vive en Israel.

Pero la más impresionante como ajedrecista es Judith: es la única mujer entre los 10 mejores del mundo de este deporte. Interrumpió su carrera deportiva para ser madre. Oliver nació el 10 de agosto de 2004 y Hanna el 6 de julio de 2006. Pero regresa con fuerza, y nadie discute su presencia en la superélite. Su simpatía y su estilo creativo y agresivo son muy apreciados por los aficionados, como se vio en sus anteriores actuaciones en Dos Hermanas, entre 1993 y 1999. La mejor clasificación fue el segundo puesto de 1993, sólo superada por Anatoli Kárpov. Ya entonces era la dama del tablero, y lo sigue siendo.

(Foto: Pedro Cela)

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