Cofradías

Cuando nadie lo esperaba

El Cristo de San Gonzalo acudió con celeridad a la Catedral para presidir el Viacrucis

el 14 mar 2011 / 21:44 h.

Imagen del Cristo de San Gonzalo hoy lunes.

Una hora y media le bastó al Cristo del Soberano Poder ante Caifás para, desafiando los malos augurios meteorológicos que reinaron durante casi toda la tarde, aprovechar una ventana en el cielo y plantarse en la Puerta de los Palos de la Catedral en un maratoniano traslado desde las entrañas mismas del Barrio León. Tal y como auguraban los pronósticos, la lluvia amenazó toda la tarde con suspender el traslado del Señor de San Gonzalo hasta la seo metropolitana, donde finalmente presidió anoche, arropado por una gran multitud de fieles, la trigésimo sexta edición del Viacrucis de las Cofradías.


La incertidumbre en torno a la decisión que habría de adoptar la hermandad se prolongó durante casi dos horas, tiempo durante el cual centenares de fieles, devotos y hermanos aguardaron estoicamente a pie quieto y bajo paraguas la resolución de la junta de gobierno.


A las cinco de la tarde, hora prevista para el inicio del traslado, la plaza de San Gonzalo se poblaba poco a poco de paraguas. La hermandad, esperanzada en que se abriera algún claro en el cielo, decidió entonces aplazar cualquier decisión hasta las 18.15 horas, un paréntesis durante el cual la lluvia arreció con fuerza en el Barrio León. Sólo diez minutos antes de las siete la feliz noticia corría como la pólvora a las puertas del templo. "¡Va pa fuera!". Cuanto todo parecía perdido, la llamada de teléfono de un astrofísico, Antonio Delgado, que se hallaba nada menos que en Brasil consultando los partes aportó la información clave: la junta de gobierno acordaba aprovechar una ligera tregua en el cielo para, en una decisión llena de valentía y contra todo pronóstico, lanzarse a la calle y llevar en volandas al Cristo del Soberano a la Catedral. Se suspendieron entonces los relevos que había dispuestos a lo largo del recorrido de distintas hermandades y fueron los costaleros de San Gonzalo quienes tomaron las andas del Señor, adornadas con unos llamativos tulipanes rojos y hojas de camelia procedentes de Holanda.

A las siete de la tarde, cuando las puertas del templo crujieron y la Cruz de Guía asomó a la plaza, una ovación cerrada recibió a los primeros integrantes del rejuvenecido cortejo, repleto de chavalería y multitud de niños y hasta con monaguillas entre el cuerpo de acólitos que precedía a las andas.La comitiva acortó el recorrido previsto inicialmente, dejando de lado su tránsito por el Postigo y atajando por la calle García de Vinuesa.

Entre los aproximadamente 300 hermanos que integraron con cirios rojos el cortejo de acompañamiento se encontraban los cinco ex hermano mayores vivos de esta joven cofradía.El titánico y heroico esfuerzo de los costaleros dio sus frutos. A las 19.25 horas la Cruz de Guía que abría el cortejo discurría ante el magnolio de San Jacinto y a las 20.00 horas el Cristo de San Gonzalo -verdaderamente espectacular su estampa con la túnica persa de estreno- se plantaba ante la puerta de la capilla del Baratillo.


Arrastrando literalmente tras de sí a una gran marea humana, las andas del Soberano llegaban puntualmente a la Puerta de los Palos. La hermandad se la jugó y le salió cara. En el interior del templo, catorce cruces de penitentes de la cofradía del Tardón marcaron las 14 estaciones del Viacrucis. En ausencia del arzobispo Asenjo, que ayer acudió al entierro del obispo emérito de Guadix, Juan García Santacruz, fue el nuevo obispo auxiliar quien dirigió desde el altar mayor de la Catedral la alocución cuaresmal a los cofrades.

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