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"Cuando no hay nada que perder, la sociedad se lanza a las calles"

Haizar Amirah ahonda en las causas de las revueltas en Siria y Jordania.

el 19 jul 2011 / 18:45 h.

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Las recientes revoluciones árabes se han ido contagiando de país en país sentando precedentes en el norte de África, Oriente Próximo y Oriente Medio. Como si de fichas de dominó se tratara, el malestar de la población ha ido generando revueltas en las calles. En países vecinos como Siria y Jordania, las revueltas han tenido diferencias pero también grandes similitudes. Fue el tema sobre el que versó la conferencia del investigador del Real Instituto Elcano Haizam Amirah Fernández, en el seminario La revolución de los jazmines.

Dentro del gran rompecabezas de las revoluciones árabes, ambos países presentan tres puntos en común: “Las reformas, el inmovilismo y la represión violenta, aunque en distintas dosis”. La primera pregunta planteada al auditorio era clara: ¿Por qué es noticia? “En Siria la gente ha salido a la calle, han perdido el miedo y se han jugado su integridad física, incluso en el ciberespacio. Debe de ser por algo”, contestó.

Tanto Siria como Jordania están bajo regímenes autoritarios. En el primer caso, hablamos de una república hereditaria, basada en el socialismo árabe, encabezado por el partido Baaz y presidido actualmente por Bashar al-Assad. En el caso jordano, impera una monarquía autoritaria encabezada por el rey Abdalá II. “Esta monarquía juega con una doble imagen entre la tradición y la modernidad”, explicó Haizam.

Como bien define a un sistema autoritario, “la concentración del poder lleva al control de todos los poderes: ejecutivo, legislativo, judicial, militar, etc”. Además, en países como Jordania “hay corrupción a pequeña escala, el llamado enchufismo, que ha generado mucho cansancio en la población. Ha sido así, a fuego lento, como se han cocinado las distintas manifestaciones, pequeñas protestas con trasfondo socioeconómico pero que “se han extendido a una grande con fines políticos”.
 “Cuando ya no hay nada que perder, la sociedad se lanza a todo”, añadió.

Según este experto, todo ese malestar social ha ido en aumento durante los últimos 15 años y se ha desarrollado en paralelo a otros fenómenos sociales. Uno de ellos ha sido la transición demográfica. “Hay muchos jóvenes, con más esperanza de vida pero con menos esperanzas en sus vidas”, sentenció. Una institución tan importante en el mundo árabe como es el matrimonio se ha visto retrasado sobre todo por factores económicos “y eso provoca frustración”. La tasa de natalidad sigue siendo muy alta en estos países, donde la media de edad es de unos 20 años. “Ojo, no son países pobres, pero si no se pone el motor en el desarrollo, estos jóvenes acaban emigrando”.

La globalización también ha incidido en las transformaciones de la sociedad árabe, al abrirse a mercados “mejores y más baratos que han roto el tejido empresarial” tradicional.En los años 90 y primeros años del siglo XXI, países como Jordania experimentaron una mayor liberalización económica, siguiendo los consejos de organismos económicos internacionales. Como consecuencia, el sector público de estos países de privatizó. “El problema viene cuando los sectores más rentables se privatizan vendiéndolos a los amigos del régimen”, comentó.

A estos cambios sociales se le unen las promesas de reformas hechas por los líderes jóvenes recién llegados al poder. “Las expectativas se elevaron y, al no cumplirse, generaron decepción, incredulidad, frustración e indignación”, sentimientos que han enraizado en Siria y Jordania.

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