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Cuando uno no sepa de qué hacerse, que se haga de Unicef

¿De verdad hay más sevillistas que béticos? ¿De verdad está congelado Hugo Chávez desde fin de año? ¿De verdad le cantará la tuna a Wert el 'Contigo aprendí'?

el 13 ene 2013 / 20:29 h.

Merchi Vea, que es una facebookera de primera división y que está siempre a la que salta, le preguntaba ayer tarde al Tuitiritero si sería verdad lo que había colgado en la red social una tal Mara Pousa Santamaría: una foto de Hugo Chávez embalsamado, con banda cruzada y metido en su caja de pino (sí, la que sale por ahí a la derecha) y que tiene pinta de ser más falsa que el manuscrito envejecido de El Quijote 3: la venganza. Pero la foto no venía sola: junto a ella, el siguiente texto: Esto es lo que no quieren que sepa el pueblo. Según un medio chileno (que por lo visto se vio obligado a eliminar la noticia pero hubo capturas de pantalla antes de que desapareciera) Hugo Chávez lleva varios días muerto y congelado desde fin de año. Informador de Chile. 01 /01 /2013 "Hugo Chávez falleció en Cuba". Congelado, nada menos. Pues lo podían haber dejado con el chándal ese de tres colores que parece de escay, y que tenía pinta de ser térmico de narices, como los del Decathlón.

Por si las moscas, en su página de Facebook el Tuitiritero ha estado pidiendo al respetable que proponga un epitafio para el bolivarizante comandante, con los siguientes resultados: "Aquí yace el penúltimo dictador de Sudamérica. Que tanto amó a su patria que se la llevo en el bolsillo" (Rogelio Delgado Romero). "Y descanse y deje al pueblo en paz" (Karen Cobos). "¡Tanta paz lleve como descanso deje!" (Isabel Orti). "Qué rica está el agua, que os siente bien" (Juan José Ruiz García). Entre otros. ¡Ah!, por cierto, hablando de amor a la patria y tal: ayer se recogían en estas páginas los recados de los internautas al ministro Wert, que viene esta tarde a Sevilla, y se nos quedaron traspapelados un par de ellos. Como todavía estamos a tiempo, los incluimos a continuación. Destinatario: Su Eminencia Reverendísima, el ministro de Educación no, lo anterior: A ver si tenéis suerte y revienta el HP" (Feli Granado, que con lo de HP habrá querido decir Hewlett Packard, sin duda). "Ponle en los pies una cáscara de plátano" (Pilar Gimeno). "WERT ER AR CARAJO. Eso es lo que yo le diría" (Paqui Riscos).

Pues sí: el ministro Wert, en Sevilla. Que por lo visto dicen que lo va a estar esperando la tuna delante de Los Lebreros, sí... Ay, Sevilla. Una ciudad que acaba de encontrar respuesta a la mayor de las inquietudes que sobrevolaban los ánimos de sus vecinos, en estos tiempos de tribulación: Hay más béticos que sevillistas. Un 40,5% frente a un 33,8%. El dato procede del llamado Barómetro Socioeconómico Antares y, como es natural, ahí estaba el Tuitiritero en su página pidiendo opinión a los enredados sociales. Ana Rosa Tinoco acudía la primera: "Me pido la opción C. No me gusta er furbo." Cuando el tipo de la chistera le preguntó qué le parecía el modo que tenían otros de tomarse todo esto del pelotazo, ella añadía: "Cuando ya es tan solo una cuestión monetaria; cuando se usa como razón para convertir el campo de futbol y los alrededores en un campo de batalla, donde los violentos descargan toda su mala leche; cuando las cifras en millones de euros dan vergüenza; cuando hay quien no tiene ni para comer y tratan a jugadores como muñequitas de porcelana con lujos estrafalarios, para mí hace mucho que perdió su sentido primero de deporte y por lo tanto su valor humano."

En ese dramático momento, pasaba por la pantalla del ordenador un ovillo de maleza arrastrado por el viento, mientras un pistolero vestido de negro hacía sonar la musiquilla de su reloj de bolsillo. Se anunciaba un duelo. Duras palabras, las de Ana Rosa. Pero antes de que pudieran ser contestadas por un fanático del asunto, Carmela Gálvez aportaba una tranquilizadora visión sociológica del caso: "Lo que hay es mucha gente con necesidad de identificarse a un grupo, con necesidad de pertenecer a algo o alguien." Hombre, siempre puede uno pertenecer a Unicef. Hasta que Ramón Morales cerró toda posibilidad de discusión: "Lo que hay es una inmensa minoría que somos del Barça."

Aunque no concluye aquí la historia de este breve debate, porque también ayer tarde, en la red social del estornino azul, se retwiteaba la sorprendente aportación del usuario @FrancisMarmol10: "Messi duerme la siesta a cien metros de mi casa. Es lo más cerca que me he sentido de Dios en mucho tiempo." Da que pensar, ¿eh? Uf. Tócate las narices, que diría Luis de Góngora y Argote. Y no es el único asunto internáutico donde Dios está metido hasta los ojos: Europa Press difundía una nota según la cual el Gobierno considera que no impartir clases de Religión en la escuela pública sería inconstitucional, nada menos (por cierto, en la misma red, Menéame Noticias recogía ayer la información de que un profesor de esa asignatura se enfrenta a 19 años por abusos sexuales a ocho niños en Ourense). Así que inconstitucional. ¿Y Franco qué opina de eso? Pues Franco no opina nada porque la palmó, pero el respetable dejaba unos cuantos comentarios en la página del Tuitiritero: "Revisemos los textos constitucionales... y los estados no aconfesionales" (Elena García Sepúlveda). "Joé, he quitado a mi hija de las teresianas porque estábamos ya hasta el moño y ahora la van a obligar otra vez a dar religión... Esto es la poll..." (Loli Chacón). "No lo entiendo. ¿Estamos ya en un Estado confesional? Tenía entendido que la actual Constitución del Reino de España es laica y aconfesional. El Gallardón quiere entrar bajo palio en la Historia de España, que no la historia de los españoles. Le falta el NODO. Son idiotas los del pajarraco. Cuanto más obliguen, más descreídos serán. Las religiones no se han de imponer. Han de estar en el seno de las familias creyentes y dar ejemplo y testimonio de sus creencias" (Pedro Bernal).

Así que, mientras unos siguen pensando que a los nenes de los colegios hay que seguir contándoles el bíblico relato de cómo Judit le rebanó el cogote a Holofernes por imperativo constitucional, y que si uno se arrodilla ante un cura y se lo cuenta todo va al cielo (eso sí: cuando se muera. No dan factura en las confesiones), otros tienen otras prioridades. En una larga crónica remitida al Tuitiritero a través de las redes sociales y titulada Marea blanca, la escritora Mayte Mejía Bejarano contaba anoche lo siguiente:
Hace unas horas, mientras iba metida entre la Marea Blanca por las calles de Madrid, pensaba el alcance que tiene la privatización de la Sanidad Pública. A partir de ahora, ponerse malo va a ser un artículo de lujo. Antes, los hijos de los pobres y de los jornaleros enfermaban y se morían con sufrimiento, no se conocían los tratamientos paliativos, y casi no se tenían posibles para acceder a la botica. Los hijos del patrón, en cambio, podían pagarse al galeno que les visitaba en casa, convirtiéndose poco a poco en uno más de la familia. No sé si por cíclico -como lo es todo- o por fracaso, volvemos a ello.

La manifestación, secundada por enfermos y por muchos extranjeros a los que se les ha retirado el derecho a ser atendidos, ha transcurrido con fuertes brotes de indignación, de repulsa hacia el Gobierno central y el autonómico. Será difícil, si no imposible, recuperar lo perdido, pero la gente sale a la calle con espíritu a luchar por lo que es de todos, para todos, mientras muchos de esos ‘todos' andamos un poco dispersos. Hoy en las calles de Madrid se notaba el cansancio pero también el ímpetu. Y una afirmación general: los políticos están fracasados y la ciudadanía no podemos dejar escapar la oportunidad de este momento.

Para quitarse la chistera. Chúpate esa mandarina, mandato constitucional. Qué placer, encontrar verdad en las palabras. Y qué raro se hace, por desgracia, en un periódico. ¿Qué será lo que le cante la Tuna esta noche al ministro Wert? ¿Fonseca? ¿La Ronda del Firulí? ¿Adiós con el corazón? ¿Agáchate el sombrerito? ¿Cucurrucucú Paloma? ¿Que nadie sepa mi sufrir? ¿Imágenes de ayer? ¿O la más improbable Contigo aprendí? Ah, si no podemos conservar la inocencia, al menos conservemos la duda. Hasta mañana.

 

Los habitantes de la Luna (articulistas no profesionales):

'La rebelión de las bases', por Irene Tenorio Vázquez

¡Alguien sigue creyendo en los políticos? Yo sí, lo admito. Y también creo que decir esto, hoy por hoy, puede parecer una provocación o que hablo desde dentro, pero no es ni mi intención ni mi caso (dado que soy docente vocacional). También creo que hay muchos motivos y razones que justifican la desafección de la ciudadanía respecto a los políticos, tal como lo reflejan las encuestas y los sondeos de opinión pública... Ahora bien: no creo en la clase política de manera generalizada, no. Hay muchos tipos de personas que se dedican a la Política en cargos muy variados dentro de las instituciones públicas (desde las locales a las nacionales o a las internacionales). Creo en las personas que están en la Política y que SON buenas en lo que hacen porque lo hacen con vocación, honradez, entrega y, en ocasiones, muchos esfuerzos. Tampoco me puedo olvidar de que hay otras caras, otras personas, que no pueden hacerlo porque las organizaciones políticas a las que pertenecen son, obscenamente, antidemocráticas y sus líderes o cargos olvidaron qué es La Política, qué es hacer Política, hace mucho tiempo. Aún así insisto: creo que necesitamos a los políticos y políticas. Es más, necesito creer que sí creo; que aún estamos a tiempo para, entre todos, poder hacer algo para arreglar esto. Por último, igual que las revoluciones sociales son necesarias para hacer mejor este mundo y recuperar derechos fundamentales y ganar derechos nuevos, también son necesarias las rebeliones de las bases de los partidos políticos que se tilden de progresistas y democráticas.

'Al corazón', por José Luis

El periodista puede ser como el compositor de música: coge un puñado de letras y hace una crónica maravillosa, donde la lectura te hace percibir los olores del azahar en Sevilla, el de la mar cuando llegan las olas a las playas de Cádiz. Consigue ese puñado de letras para llegarte al corazón, y sublimar al ser humano. También te transmite la crónica mas desgarradora, el dolor y la desesperación de tus iguales. Es testigo activo del tiempo que le ha tocado vivir, donde tiene que luchar por dignificar a diario su profesión que previamente debe haber sido vocación.

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